Jueves, 26 de junio de 2014
 

CARA O CRUZ

La mafia de la FIFA y los penales inventados

La mafia de la FIFA y los penales inventados

Raúl Peñaranda U..- Penal inventado contra Honduras a favor de Francia; penal inventado contra Holanda a favor de España; penal inventado contra Croacia a favor de Brasil; penal inventado contra Costa de Marfil a favor de Grecia. Este último es quizás el más doloroso considerando que fue marcado en el minuto 93 y porque los marfileños hubieran clasificado a la siguiente fase si el resultado se mantenía 1-1 durante 20 segundos más.
Es la historia del fútbol en general y de todos los mundiales. En el de 2010, gol válido de Inglaterra, en el que la pelota choca en el travesaño y entra al arco, pero que el árbitro no concede. Con ese gol, Inglaterra clasificaba a la siguiente ronda. También en el torneo de Sudáfrica se anuló un gol legítimo de Paraguay contra España, que hubiera podido dejar a ésta fuera de la Copa (y no hubiera sido campeona, obviamente). En 2002, dos goles válidos de España anulados por el referí, beneficiando a Corea, país anfitrión. En ese mismo Mundial, gol anulado a Italia y penal inventado contra los italianos, para permitirle a Corea que pase a una ronda adicional. En el de 1990, penal inventado contra Argentina, que le arrebata la Copa. En el que se juega hoy en Brasil, mordedura del uruguayo Luis Suárez al italiano Giorgio Chiellini, que el árbitro no castiga y en el desconcierto causado, un minuto después, Uruguay marca el gol que eliminó a la Azzurra. Y así… ¿Es la mafia de la FIFA que arregla estos partidos? ¿Lo hace a través de los árbitros vendidos? ¿Algunos países son beneficiados por encima de otros? ¿Cómo se puede marcar un penal inexistente en el minuto 93 para eliminar a una selección como la marfileña? Pongámonos en modo ingenuo, confiemos en los árbitros y que sus errores son involuntarios, propios de un deporte en el que muchas veces es difícil establecer correctamente una supuesta falta. ¿Si es así, por qué la FIFA, que encabeza el muy polémico Joseph Blatter, no acepta el uso de la tecnología para dirimir fallos dudosos? ¿Por qué la FIFA no acepta lo que otros deportes, por ejemplo el tenis y el rugby, de usar filmaciones para evitar estas polémicas? Algunos fanáticos del deporte dicen que el fútbol es mejor así, que “el factor humano” le añade al fútbol un ingrediente adicional de sorpresa e incertidumbre. Para mí eso es una estupidez. Por suerte quienes creen eso son una absoluta miope minoría. Los equipos deben ganar limpiamente, no a mordeduras o goles con la mano. Y los billones de dólares que mueve la FIFA son demasiados como para que Blatter y sus amigos hagan reformas trascendentales. La revista The Economist acaba de calificarlo a él y su aliado Michel Platini, directamente, como “corruptos”. La designación de Qatar como sede del Mundial de 2022, dice esta revista señalando fuentes periodísticas, fue producto de los millonarios sobornos de las autoridades qataríes a los delegados de países de la FIFA y a la propia directiva encabezada por Blatter. La FIFA es, hoy por hoy, una de las entidades más corruptas del mundo. Volviendo al tema central de esta columna, las dudas arbitrales desaparecerían de inmediato si se permitiera el uso de la tecnología. Hoy solo la utiliza para los goles, cuando podría hacerlo para el resto del partido. El fútbol podría copiarle al tenis: un equipo, mediante su DT o capitán, podría pedir tres o máximo cuatro veces por partido el uso de las filmaciones para determinar un fallo. Así, ante ese pedido, el árbitro detendría el partido, se iría a donde está el cuarto árbitro, y entre ambos, después de haber visto las filmaciones, tomaría una decisión final. Además de ello, a simple decisión suya, el árbitro podría también acudir a las filmaciones. Y la tecnología está tan adelantada que podría determinarse, de manera automática, si una jugada está fuera de juego (off side). Se puede. En el tenis, el denominado sistema “ojo de halcón” determina, con un centímetro de precisión, dónde chocó una pelota que va a más de 200 kilómetros de velocidad. Así que para el fútbol adaptar esos sistemas sería muy fácil. Solo que Blatter y sus secuaces no quieren.