DESDE LA TIERRA
Motos sí, salarios no
Motos sí, salarios no
Lupe Cajías.- La entrega de una docena de motos de la capitalista marca Harley Davidson a los mismos policías que comían en un rincón, dormían en una cancha y tiraban botellas de plástico en la ruta del G 77 resume el modelo masista de desarrollo: derroche en asuntos suntuarios y descuido en la dignidad del ser humano, del trabajador.
El uruguayo José Mujica puso el dedo en la llaga al referirse a la cultura del despilfarro que trasciende a los burgueses y es repetido por representantes de los países emergentes. No lo dijo explícitamente pero era fácil relacionar sus palabras con el costoso guardarropa y joyero de Cristina Fernández mientras Argentina enfrenta una nueva crisis económica. El círculo chavista, encabezado por las hijas del difunto Hugo, disfruta gratis en las mansiones de Caracas mientras miles de amas de casa no logran llenar la canasta familiar.
Con mi colega contemplábamos azorados y casi avergonzados el espectáculo de los policías bolivianos estrenando sus inmensos juguetes de dos ruedas. No todos podían manejar la motocicleta y ensayaban subir y bajar veredas en las calles de la Feria de Santa Cruz de la Sierra. Lucían cascos oscuros con el emblema de la mítica marca.
¿Era necesario ese lujo para las delegaciones que debatieron sobre la pobreza? Se compraron muchos vehículos carísimos, al parecer algún gobierno regaló otros. ¿Para qué? ¿Para quiénes? En otras cumbres internacionales, con la asistencia de más jefes de estado, el Gobierno republicano optó por trasladarlos en un bus porque la seguridad en Bolivia así lo permite y sin tanto gasto.
Urge que los ministerios de Economía y Finanzas y de Relaciones Exteriores rindan cuenta de esos pagos y qué empresa salió beneficiada.
Es un error intentar frenar la inseguridad ciudadana y la corrupción en filas policiales con el regalo de camionetas último modelo, mientras los policías ganan bajos salarios y trabajan en malas condiciones. Insisto en la invitación para que el Ministro de Gobierno viva unos días en una comisaría o que alguna otra autoridad plurinacional sea por un día agente de parada.
Los uniformados reclaman mejoras salariales y una reforma integral porque están al borde del abismo. Son personas humilladas, discriminadas por sus jefes y por cualquier jovenzuelo que no acepta una multa. Una moto no alimenta a la guagua.
Otro capítulo es el de los fiscales. ¿Era necesario gastar pasajes y viáticos en ¡50 fiscales! para controlar no sé qué durante la mentada cumbre?
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