Viernes, 27 de junio de 2014
 

BARLAMENTOS

El socialismo ilusorio del siglo XXI

El socialismo ilusorio del siglo XXI

Winston Estremadoiro.- La uruguaya Viviana Padelin resume etapas del socialismo del siglo XXI, tildándolo de ‘neocomunismo del Foro de São Paulo’, guisado que hierve en olla castrista a fracasados de la izquierda latinoamericana. La receta requiere agua de la bipolaridad ideológica del capitalismo salvaje y el socialismo estatista caído a estalinismo, ambos extremos despóticos y contrarios a la libertad. El platillo no es para que lo disfruten ricos y pobres, en sociedades más justas, igualitarias y de oportunidades similares: es obtener y conservar el poder político. Como en toda dicotomía, la pregunta es: ¿hay hitos centristas esperanzadores?
Hay algunas coincidencias con el ‘gobierno del cambio’. En una etapa de implantación, el rasgo principal es el populismo y el instrumento es la siembra de votos. Se siembra votos con el asistencialismo de bonos, la creación o aumento de asignaciones familiares, los planes de empleo de emergencia. Miren el incremento del aparato estatal: cada nueva pega cuadruplica sufragios gobiernistas por el voto familiar; cada nuevo empleo es otro que, a las buenas o las malas, engrosará ‘manifestaciones espontáneas’. Ni hablar de las ‘colas’ en el registro de votantes; en el país hay más de 600.000 adicionales. Menos aún, la invención fulera del traslado de gente para registrarse en determinados lugares. ¿Habrán depurado esas centenas de miles de votantes ‘chutos’ de anteriores elecciones?
El que golpea primero, golpea dos veces. Padelin las puso en una segunda etapa; los asesores foráneos del Gobierno las adelantaron. Hablo de la Asamblea Constituyente, que por ceca o meca aprobó una nueva Carta Magna en un cuartel. De ataques a la Iglesia Católica. De la desvalorización de símbolos patrios, que ha hecho símbolo ‘originario’ que regodea a oficialistas al embutirlo a los cruceños. Hablo de crear empresitas estatales ineficientes, el asalto de tierras privadas por invasores aleccionados y el auge de la coca para cocaína en Bolivia. Hablo de cooptar mandos superiores de militares; hoy nuevos generales parecen mariscales rusos sin haber ganado una batalla, y más bien rindieron en mesa una de las pocas victorias de las FF.AA.: la campaña de Ñancahuazú.
El régimen se consolida mediante el narcotráfico, que evoca hidra a la que se corta una cabeza y surgen tres. Proliferan las pistas clandestinas, aparte de que en republiquetas de los cocaleros rige impune el linchamiento disfrazado de ‘justicia comunitaria’. Baja la calidad de la clase media, que se marchita con reducción de sueldos, impuestos e inflación, surge nueva clase social de afluentes políticos –‘originarios’ atravesados y ‘narco-ricachones’- que atizan boom inmobiliario urbano con dólares apilados en aguayos: en casuchas del monte parquean sus ‘Hummer’ y en las sendas no ingresa la policía. Además del misterioso aeropuerto internacional de Chimoré, proponen otro a pocos kilómetros.
En etapa de consolidación braman cañones del asalto a la libertad de prensa, en los pocos medios que, aún con autocensura, pueden ficharse como independientes. Equivalen a libre pensantes que han sido penados con el ostracismo. ¿Hasta cuándo durará el asedio, si aprueban ley mordaza al periodismo libre, desde ya acosado por el discriminatorio uso de contratos de avisaje oficial?
Si la prioridad es conservar el poder político, ¿quién puede negar que el partido de gobierno haya tenido éxito al seguir montado en el caballo del corregidor? Puede que postergarlo antes de las elecciones sea astuta estrategia para evitar ‘juicios’ amañados que inhabiliten candidatos opositores, pero la desunión de opositores huele al tufillo del egoísmo de nuevos salvadores de la patria. ¡Únanse para que por lo menos no haya un rodillo parlamentario de levantamanos en el Congreso!