El delantero Andre Schuerrle, una de las figuras jóvenes del equipo.
Cuartos, tradición alemana
Cuartos, tradición alemana
Porto Alegre / EFE
La batalla ante Argelia a la que sobrevivió Alemania y que otorgó un billete a la siguiente ronda para el cuadro germano, fue una demostración más del poder de la Mannschaft en la historia de los Mundiales, en los que siempre, desde Suiza 1954, consiguió llegar a los cuartos de final.
No es noticia que Alemania esté presente en la antepenúltima ronda del torneo más importante del mundo del fútbol. Es algo habitual. De hecho, una eliminación frente a Argelia no es que hubiese sido noticia, habría sido un desastre y una ofensa que habría tenido que cargar el cuadro de Joachim Löw.
Alemania participó en todos los Mundiales menos en dos. Al de Uruguay 30 rechazó acudir con una excusa: Europa aún se recuperaba de los estragos de la Primera Guerra Mundial y era muy costoso ir en barco. En el segundo, el de Brasil 1950, la FIFA suspendió al país germano por la Segunda Guerra Mundial.
Entre medias, disputó el de Italia 1934, en el que alcanzó las semifinales, y el de Francia 1938, único de todos los torneos en su historia en el que no consiguió pasar a los cuartos de final. Bajo el régimen nazi, con el dictador Adolf Hitler espectante para demostrar el poder ario, hizo el mayor de sus ridículos de su historia tras ser eliminada por Suiza, única selección que ha conseguido que Alemania no llegase a los cuartos de final.
Los datos son increíbles. En total, desde 1954, suma siete finales (tres veces las ganó), cuatro semifinales y cuatro cuartos de final. Para no romper la tradición, en Brasil, volvió a plantarse en la antepenúltima fase. Alemania es una máquina de fabricar cuartos. Casi nunca falla.
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