Jueves, 10 de julio de 2014
 

EDITORIAL

Urgente renovación del sistema de partidos

Urgente renovación del sistema de partidos



Es de esperar que el proceso electoral en curso sirva para sentar las bases de un nuevo sistema de partidos capaz de llenar el vacío que quedó desde 2003

Ya plenamente encaminado el proceso electoral que alcanzará su punto culminante el 12 de octubre próximo, poco a poco, a medida que van cumpliéndose los plazos previstos por el cronograma, el escenario político de nuestro país se despeja, el panorama se aclara y se sientan las bases del gobierno que tendrá en sus manos la conducción de nuestro país durante los próximos cinco años.
Hay, como suele ocurrir en todo proceso similar, un margen relativamente amplio para las sorpresas. Reaparecen personajes que ya parecían sólo parte del pasado y también siglas fantasmales que todavía habían tenido vida legal aunque llevan ya muchos años, incluso décadas, sin gravitar en el escenario político nacional. Y a medida que se acercan las horas de las definiciones, arrecian las disputas por cada palmo de poder.
Ante tan intensa actividad, podría suponerse que estamos ante una muestra de la vitalidad del sistema político boliviano y de la salud de la democracia y sus instituciones. Sin embargo, es suficiente una mirada somera sobre lo que se esconde tras las apariencias para constatar que esa no es la realidad y que nuestro sistema político está todavía muy lejos de haberse recuperado del colapso que sufrió hace ya más de diez años.
En efecto, si se observa la lista de las diez organizaciones políticas legalmente habilitadas para participar en el proceso electoral en curso, se podrá constatar que gran parte de ellas no son más que un penoso resabio del pasado y ficción de la formalidad legal del presente. Es verdad que Acción Democrática Nacionalista (ADN), Unidad Cívica Solidaridad (UCS), el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) o el Partido Demócrata Cristiano (PDC) todavía cumplen con las formalidades legales, pero no es menos cierto que hace mucho que ya no dan señal de vida.
Cada vez más cerca de ese grupo, pero todavía dando una que otra señal de vida que lo impide, está el Movimiento Nacionalista Revolucionario que no termina de resucitar ni de morir.
Entre quienes están en plena actividad en las filas de la oposición, sólo se puede identificar a tres organizaciones. Se trata del Movimiento Sin Miedo (MSM), Unidad Nacional y el Movimiento Demócrata (estos dos últimos que han creado la alianza Unidad Demócrata - UD). Aunque sus respectivos candidatos tienen ya muchos años en la carrera política, tanto el MSM como UD recién debutarán en octubre próximo en elecciones presidenciales.
En medio de ese panorama, el Movimiento al Socialismo (MAS) aparece como una notable excepción. Pero con una excepción no se puede construir un sistema de partidos políticos, y sin éste la democracia sufre de una carencia que puede llegar a poner en grave riesgo su porvenir.
Es de esperar, por eso, que el proceso electoral en curso no sólo sirva para la disputa de votos y la distribución de curules, sino, lo más importante, para sentar las bases de un nuevo sistema de partidos capaz de llenar el vacío que quedó tras el colapso de 2003.