Viernes, 11 de julio de 2014
 

EDITORIAL

Día Mundial de la Población

Día Mundial de la Población



Como lo confirman muchos de los temas que más nos preocupan, es urgente incluir entre nuestras prioridades la planificación demográfica

Hoy, 11 de julio, es el Día Mundial de la Población. Es una jornada que en todo el mundo se dedica a reflexionar sobre los problemas demográficos desde 1989 porque según cálculos estadísticos se calcula que fue aproximadamente alrededor de esa fecha, pero dos años antes, que la humanidad cruzó el umbral de los cinco mil millones de habitantes.
En vista de que no se puede atribuir ninguna precisión a esos cálculos, pues no hay manera de contar con total precisión la cantidad de habitantes de la Tierra, y mucho menos precisar el momento cuando alcanza cifras simbólicas, el 11 de julio fue designado simbólicamente como el "Día de los 5 mil millones" por el Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El propósito principal de la jornada es que los gobiernos del mundo, los organismos internacionales y todas las instituciones cuyas actividades están relacionadas con el bienestar de la sociedad, pasando por los gobiernos locales, comunidades, familias e incluso a nivel individual, se adquiera plena consciencia sobre los enormes desafío que el crecimiento demográfico trae para todos y lo importantes que son las decisiones que se adopten hoy para configurar lo que nos depare el futuro.
Más allá de sus múltiples aristas, lo escencial del problema se puede reducir al hecho de que el ritmo al que está creciendo la población planetaria es muy rápido y amenaza con crear en el mediano y largo plazo dificultades muy grandes para la preservación de la vida humana en el planeta.
Las consecuencias más obvias del crecimiento demográfico son las innumerables dificultades relacionadas con la administración de los los recursos naturales disponibles. La limitada cantidad de agua dulce, de tierras de cultivo, de alimentos y de medios para proveer atención sanitaria y educativa a crecientes, que contrasta con el crecimiento exponencial de la población, es el aspecto más visible del problema pero no el único.
A las dificultades ya conocidas, más recientemente se han sumado muchas otras como la multiplicación de las fuentes contaminantes del aire, fenómeno que está muy relacionado con la tendencia hacia la concentración de grandes masas humanas en megaciudades. Por eso, se considera que uno de los más importantes desafíos que traen consigo las actuales tendencias demográficas es la adecuada gestión de las áreas urbanas y, muy especialmente, todo lo relativo al control de la contaminación ambiental.
En lo que a nosotros corresponde, por razones evidentes como la relativa baja densidad demográfica de nuestro país, podría suponerse que en Bolivia y sus principales ciudades los problemas relacionados con la explosión demográfica son menos graves que en el resto del mundo. Sin embargo, como lo confirma gran parte de las informaciones que ocupan nuestra agenda pública, eso no es verdad. La contaminación urbana, la escasez de fuentes de agua potable y los pésimos servicios de distribución de ésta, entre muchos otros, son problemas irresueltos que nos obligan a incluir entre nuestras máximas prioridades los temas relacionados con la planificación demográfica. Y es mejor hacerlo pronto, antes de que crezcan hasta hacerse inmanejables, como ya ocurre en otras latitudes.