BARLAMENTOS
De abuelas, rendiciones y elecciones
De abuelas, rendiciones y elecciones
Winston Estremadoiro.- Vivimos en un mundillo al revés. No es del librito de Galeano que hablo, cuya vacuna contra el virus de la izquierda delirante, si bien tardía, debería ser difundida, sin perjuicio de que siga escribiendo en prosa de cariz más irónico. Tampoco del reloj cuyas agujas marchan de retro en el frontis del Congreso. Ni mencionar a la rendición ‘verde-amarela’ al ‘blitzkrieg’ futbolero teutón, que tildarán de “Mineirãozaso”, en el campeonato mundial de balompié en Brasil, cuyos reverberos están aún por verse.
Hablo de devaluar la heroica alusión de Eduardo Abaroa a la abuela de sus enemigos. Digan si no es denostar una de las pocas instancias en que el heroísmo boliviano tapujó la imprevisión de gobernantes, o la cobardía incompetente de alguno de sus jefes militares, en un país que ha rendido en mesa quizá su única victoria bélica contemporánea: la campaña de Ñancahuazú contra la guerrilla del Ché. El Presidente descartó tal posibilidad, mandando a sus adversarios “a debatir con su abuela”.
Tal dislate sobrevino en fuegos de artificio electorales, donde la oposición instaba a debatir con Evo sobre sus planes de gobierno, quizá pensando que sus veinte doctorados ‘honoris causa’ hubiesen pringado algo de sapiencia, o que la tercera era la vencida. No era nada nuevo. En las elecciones de 2005 y 2009, el candidato cocalero rehusó debatir planes de gobierno con sus rivales. Con tal astuta viveza criolla –o ¿debería decir ‘originaria’?- y parafraseando a los Beatles, “with a little help from his friends” –Hugo Chávez y Fidel Castro- ganó las elecciones con el 54% y el 64% de la votación, respectivamente. ¿No es ejemplo del mundillo al revés en que vivimos?
“Debatiré con los ‘movimientos sociales’”, dijo el ególatra candidato a longevo Presidente. Uno sería con el gremio de los choferes, cuyo dirigente quiere ser senador, y que poco tendrá que debatir en los programas de gobierno en bien del país. Olvídese el ‘gobierno del cambio’ de reducir o anular la sangría anual de combustibles subsidiados del autotransporte.
Así redujera su caudal electoral porque los bolivianos abrimos los ojos y dejamos de ser estúpidos, Evo Morales ganaría las próximas elecciones. La oposición le tendió la cama, dividida como está. Imaginen, tres taxi-partidos dejan una coalición opositora porque dicen que impusieron un camba como candidato a la vicepresidencia. Un ex presidente se presenta de candidato por un partido en vías de extinción. Otrora aliado gubernamental, la egolatría de uno que se dice sin miedo rivaliza con la ‘evolatría’ del candidato que monta y espolea al caballo del corregidor, dilapidando recursos de todos los bolivianos cual si fueran suyos. ¿Qué algo más que simbólica puede ser la candidatura de un líder indígena del Tipnis, mientras arrolla la primacía aymara en el ‘gobierno del cambio’?
Tal vez el único recurso que nos queda es de Brasil. En elecciones de alcaldes y concejales, quizá por la desilusión con politiqueros, desde que su ley electoral aceptara el voto por ‘Lula’ en vez de consignar el nombre de Luíz Inácio da Silva, se destacan candidatos tan burlescos como Batman, James Bond, Wolverine y la Mujer Maravilla. Hay motes ocurrentes como Daniel el Cornudo, Elvis no se Murió, la Mujer Pera, Abraham el del Queso y nombres de animales como Sapo, Pato, y hasta un Depende.
Yo votaría por Tiririca, un payaso que candidateó a una diputación en 2010 y ganó con poco menos de un millón y medio de votos. Hace poco, una encuesta seria de periodistas brasileños lo eligió como uno de los mejores parlamentarios de su país. Aún con rumores de que era analfabeto, asistió a todas las sesiones del Congreso. La pena es que se contagió de la borrachera de poder: está promoviendo a su hijo, el payaso Tirulipa Júnior, como su heredero político.
|