Lunes, 14 de julio de 2014
 

Los hinchas alemanes de todo el mundo celebraron el título de la Copa Mundial de Brasil que consiguió la selección teutona ayer, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.
Los hinchas alemanes de todo el mundo celebraron el título de la Copa Mundial de Brasil que consiguió la selección teutona ayer, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.


MUNDIAL BRASIL Alemania contuvo el aliento al infinito y festejó a Götze como nuevo héroe

Alemania celebra

Alemania celebra

Berlín / EFE

Alemania contuvo ayer el aliento hasta el infinito, en una prórroga eterna, hasta poder lanzar el grito de “Weltmeister” “Campeón del Mundo”, con Mario Götze como héroe y autor del único gol contra Argentina en la final del Maracaná.
La “Milla del Aficionado” de Berlín, epicentro del “sufrimiento” nacional con sus 1,2 kilómetros de largo, no se atrevió a cantar el final liberador del partido hasta que vio a Joachim Löw saltando al campo con el resto de los internacionales del banquillo.
Los 300 mil aficionados del recinto aguardaron con disciplina germana el largo minuto final, con Lionel Messi lanzando el último disparo.
Parecían obedecer el “aún no, aún no...” de advertencia del comentarista de la televisión alemana ARD, que parecía no creerse que no fuera a entrar el tiro del astro argentino.
A partir de ahí se soltaron las riendas y el cielo berlinés empezó a arder como suele ocurrir en la capital alemana: al ritmo de la pirotecnia casera, multiplicada por toda la ciudad.
Las diez pantallas gigantes de la “Milla del Aficionado”, un sucedáneo del Maracaná con dominio absoluto germano, alternaron las imágenes de los héroes de la selección con la de la canciller Angela Merkel, en Brasil, junto al presidente del país, Joachim Gauck.
“Toda Alemania es campeona del mundo”, proclamó a continuación ante los micrófonos de la ARD Manuel Neuer, al parecer consciente de lo que ocurría en esos momentos en casa, aunque muchos ya no lo podían escuchar entre los gritos y petardos.
Los fuertes aguaceros caídos sobre el mediodía y, luego, de nuevo en la tarde y hasta casi el inicio del partido no intimidaron a la multitud concentrada en ese lugar, el mayor espacio público de Alemania para las transmisiones de los partidos desde Brasil.
A lo largo de su recorrido se habían vendido todo tipo de tenderetes de camisetas, banderas, gorros, corbatas y demás amuletos con los colores alemanes, más algunos pocos de la albiceleste.
La Milla era una entre las miles de posibilidades de seguir la final en Berlín, desde otra pantalla gigante junto a la vecina estación de ferrocarril central a terrazas cerveceras, restaurantes y otros locales o los televisores domésticos que simples ciudadanos sacaron a la calle para ver el partido con sus vecinos.