¡Ay los políticos!
¡Ay los políticos!
Juan José Bonifaz B..- El mundo nuevamente está afectado por las convulsiones de la guerra, dos focos de violencia pueden desatar un drama de grandes proporciones. El Medio Oriente y Europa del Este confrontan conflictos no menores, y el potencial de guerra de estos actores, alcanza proporciones capaces de destruir siete planetas tierra.
Una razón que justifica también las guerras es la superpoblación y la pobreza, existen más de siete mil millones de habitantes y una irracional explotación de la tierra, la capacidad productiva del planeta, ya no puede mantener sino al cincuenta por ciento de la población, mientras la otra mitad, resulta un problema sin solución.
En los últimos tres mil años, los políticos han provocado cinco mil guerras con millones de víctimas, únicamente por un deseo asesino, destructor y de poder. ¿Qué ha brindado la política al mundo para el mejoramiento integral del hombre?... ¿Qué un Genghis Khan, unTamerlain, un Nadir Shah, un Alejandro, un Napoleón, un Iván el Terrible, un Stálin, un Hitler, un Mussolini, un Mao tse Tung, un Castro y otros, que solo han dejado herencia de hambre, crímenes y muerte?...
Desgraciadamente la conciencia del hombre no ha crecido en la misma proporción que el progreso científico, y esa es la razón por la que se autodestruyeron civilizaciones. Desde la Atlántida, un basto continente sumergido en el Océano Atlántico y la Lemuria anterior, sumergida también en el Pacífico, quizá por catástrofes naturales, grandes terremotos, erupciones volcánicas, pero no faltó un comportamiento humano destructor, que dio lugar a empezar de cero. Egipto, Grecia, Roma, siguieron la misma suerte no fueron causas externas, el enemigo estaba dentro del hombre; porque los políticos son de clase inferior en cuanto a conciencia se refiere: son astutos, hábiles y mezquinos y hacen todo lo que pueden –especialmente mentir- para alcanzar un solo objetivo: alimentar su ego y ser más poderosos.
Esta oscuridad que vive el mundo, se hace cada vez más densa en la medida de su materialismo, y, a menos que cada ser humano descubra y se convierta en una luz en sí mismo, es decir se integre espiritualmente con el Universo e irradie en su alrededor los rayos de su energía electro-magnética, está condenado a destruir su propia casa. Este es un desafío al hombre de nuestro tiempo que vive un sueño de ilusiones y es ajeno a los valores humanos superiores.
Pero, todo lo que corresponde al mundo objetivo se puede compartir y se puede enseñar en escuelas y universidades; en cambio lo correspondiente al mundo subjetivo es totalmente diferente. La verdad interior debe ser descubierta por cada individuo a través de su propio esfuerzo -no es material- es una experiencia inmaterial que se expresa por el grado de vibración individual.
La realidad actual, surge por la falta de vivir en consonancia con los tiempos actuales. El hombre vive con un atraso de mil años en desarrollo humano; vive como en las cavernas, con la misma rabia y egoísmo, su instinto de lucha y odios es la misma, la diferencia es que las armas de piedra y palo han sido sustituidas por las armas nucleares. No ha podido entender, que la solución y el cambio, están dentro del ser humano; está en su corazón, su mente y su acción que deben mantener una necesaria coherencia para que todo cambie. Cuando este cambio se de, la tierra dejará de estar dividida, las razas y la riqueza serán mejor repartidas, y el hombre no tendrá el peso del pasado, será más sabio, más silencioso, más amoroso, será verdaderamente humano.
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