Miércoles, 23 de julio de 2014
 
El tráfico y el cuestionado control policial

El tráfico y el cuestionado control policial

Gastón Solares Ávila.- Es indiscutible que el tráfico de vehículos en Sucre es un caos total y es indiscutible también que las soluciones no son nada fáciles, por lo que para evitar que el problema se agrave es necesario tomar medidas inteligentes e imaginativas para lo que se requiere, obviamente, de gente profesional y capaz.
Resulta que lo único que está haciendo el personal encargado de tráfico y vialidad es llenar las calles de rompemuelles que ellos llaman reductores de velocidad y prohibir, cada vez más, el parqueo en el centro sin que se creen espacios alternativos. Estas medidas, que deberían ser bien estudiadas, son improvisaciones que no solucionan nada.
El personal de Tránsito y de la Alcaldía es muy capaz y diligente para recorrer las calles poniendo grapas, letreros de “infractor” y papeletas de multa a los vehículos particulares, aún en casos en los que éstos se encuentren estacionados temporalmente en las puertas de las iglesias, por ejemplo, cuando el conductor o los ocupantes están asistiendo a misas de sepelio. Los policías no entienden razones, son implacables en hacer cumplir el “reglamento” que parece que estuviera redactado sólo para vehículos particulares.
En efecto, a su vista y paciencia, los vehículos de servicio público, especialmente los buses o colectivos, paran donde les da la gana a los conductores, en las intersecciones de las calles bloqueando el tráfico totalmente y a ninguno de estos servidores se les ocurre llamar la atención o corregir la falta.
Ahora que se anuncia un nuevo plan entre Alcaldía y Tránsito, que es sin lugar a dudas necesario, sería conveniente que pongan normas para todos y que se exija a todo conductor cumplirlas bajo la misma sanción en caso de infracción. En esta columna, ya se sugirió que se establezcan paradas oficiales y que se eduque a conductores y peatones con la aplicación de una fuerte multa a los infractores, porque será la única forma de corregir el caos ya que la letra entra con sangre. Así ocurre en países del exterior donde todos saben que violar la ley cuesta muy caro.
Ningún plan resultará efectivo si no se aplica a todos y si no se efectúa un estricto control. Las entidades oficiales deben dar el ejemplo y no permitir que sus vehículos acaparen los pocos espacios disponibles como ocurre en la Plaza principal. Llama la atención que algunos hoteles tengan espacios reservados para varios vehículos, cuando otros solamente tienen para uno que es lo correcto.
Tránsito tuviera que desvirtuar el comentario generalizado de que los conductores de buses y colectivos pagan 5 bolivianos por día –que no se sabe a quién ni para qué– lo que les daría derecho a hacer lo que quieren y están amparados, además, por diferentes sindicatos que tienen el poder de aplicar medidas de hecho que están por encima de la ley y de la racionalidad.
De ser cierto este comentario, de nada servirán los planes puesto que es perder el tiempo tratar de solucionar problemas que tengan de por medio características raras como la que se comenta puesto que, en caso de ser evidente, sería urgente cortar la irregularidad de raíz, estableciendo normas para todos sin excepción y evitando así la animadversión de los ciudadanos contra los policías, que son servidores públicos esforzados, pero ciertamente muy celosos con unos y muy condescendientes con otros, seguramente por instrucciones superiores.