ESCENARIO GLOBAL
Las bolsas de valores y la política
Las bolsas de valores y la política
Alberto Zelada Castedo.- Después de leer algunas cosas, es tentador pensar que el mundo está habitado por no pocas personas imaginativas. Algunos intentos de explicación de fenómenos sociales, como el comportamiento electoral y el comportamiento en las bolsas de títulos valores, recurren a las más ingeniosas vinculaciones entre causa y efecto.
Un buen ejemplo se encuentra en las conclusiones de dos analistas de The Wall Street Journal referentes al próximo proceso electoral en el Brasil. En su opinión, el precio de las acciones de Petrobras en el mercado de valores de Sao Paulo, se ha elevado en un 30% al mismo tiempo que caía la popularidad de la presidenta Dilma Rouseeff y, sobre todo, la intención de voto a su favor. “Las acciones de Petrobras –aseveran– están en alza gracias, en parte, a una serie de encuestas recientes que indican que ya no es tan segura la reelección” de la actual presidenta.
Presumen que “los inversionistas no han visto con buenos ojos el trato que Rousseff le ha dado a Petrobras” al obligarla, por ejemplo, a cubrir los “costosos subsidios” a la gasolina. Se advierte, de acuerdo con su interpretación, que el índice Bovespa de la bolsa de Sao Paulo “ha subido de acuerdo a los resultados de los sondeos”.
Esta conjetura coincide con la expresada en una nota semanal que el Banco Santander Brasil S.A. circuló entre sus principales clientes. El autor de la nota estima que “una baja de la popularidad de Rousseff había ayudado a un alza en el mercado bursátil brasileño”. Según su apreciación, los analistas e inversores “creen que el intervencionismo del gobierno” –en la economía, se entiende– ha contribuido a la actual desaceleración.
Por el contrario, piensa el observador del banco, “el alza del mercado podría desinflarse si la popularidad de la presidenta se estabiliza o sube en las encuestas”. Con un tono de profeta agorero, termina sus reflexiones señalando que “el real se debilitará, las tasas de interés de largo plazo subirán de nuevo y el índice Bovespa caerá”.
Es difícil saber si los comentaristas de The Wall Street Journal se han inspirado en las aseveraciones del analista del Banco Santander Brasil S.A. o, a la inversa, este se ha inspirado en lo dicho por aquellos. Lo único cierto es que las apreciaciones coinciden y, sobre, es casi idéntico el intento de vincular el comportamiento de los operadores en los mercados de valores con la conjetura sobre el probable comportamiento de los electores.
Lo relevante en esta historia es la coincidencia de la preocupación por desentrañar los misterios que encierran dos comportamientos intrínsecamente inciertos: el de los electores y el de los operadores en las bolsas. No en todos los casos quienes analizan uno u otro universo social son los que también actúan. Cierta confusión de roles puede darse en el analista de procesos electorales, ya que es probable que sea, al mismo tiempo, elector.
Hace tiempo que una gran mayoría de observadores y, sobre todo, cientistas sociales han llegado a la conclusión de que los operadores en las bolsas y los electores no siempre son racionales y, tal vez, la mayoría de las veces se comportan según el dictado de sus afectos, creencias, presunciones y prejuicios. A pesar de esto, no decae el interés por explorar explicaciones plausibles aplicando la lógica de la causalidad o comprensiones aceptables, aplicando la lógica de la motivación.
También es una apreciación ampliamente aceptada que las conclusiones de los analistas de procesos electorales y de funcionamiento de bolsas de títulos de valores, tienen capacidad para influir en los respectivos comportamientos. Con cierta probabilidad más los primeros que los segundos.
A pesar de esto, el presidente del Partido de los Trabajadores del Brasil, presumiendo efectos políticos, acusó al Banco Santander Brasil S.A. de “terrorismo electoral”. Por su parte la presidenta Dilma Rousseff consideró que era “desafortunado e inaceptable lo que hizo” el banco. Es casi seguro que estas reacciones llevaron a Emilio Botín, presidente del banco, a desautorizar al analista y a sostener que su opinión no es la de la institución.
De lo ocurrido no se desprende que se haya pretendido sostener que la “causa” de un posible resultado electoral es el modo de comportamiento de los operadores de bolsa. En todo caso, se insinúa la posibilidad de que las encuestas sobre posible comportamiento electoral tienen efecto en la conducta de los operadores bursátiles. En esta circunstancia, el vínculo de causalidad o de motivación es más visible. En realidad lo que los analistas pretendieron significar es que en la percepción de los inversionistas sobre la tendencia marcada por unas encuestas pudo la razón o el motivo para adquirir acciones de Petrobras. Una probable consecuencia de esta aseveración se daría, más que nada, en futuras conductas de otros actores económicos, lo cual podría llegar a tener algún efecto político.
|