Mi�rcoles, 30 de julio de 2014
 

DESDE LA TRINCHERA

La moral de los candidatos

La moral de los candidatos

Demetrio Reynolds.- De a poco, cada d�a, se va dibujando el perfil psicol�gico y moral de los pol�ticos en campa�a. Es un cuadro rocambolesco, a cual m�s original y sorprendente. El propio Ripley, el que registra lo ins�lito e incre�ble que ocurre en el mundo, debe estar quej�ndose. Nada raro que estuviera fuera de sus c�nones el acuerdo para hacer tabla rasa de la moral en la pol�tica, bajo la suposici�n de que la amnesia del �soberano� ha recrudecido. A mayor demagogia, m�s votos. �Qu� guapo es el �soberano�!
No entraremos a la intrincada mara�a de las leyes. Anotar que hay tambi�n una de �ndole moral o �tica, nos es suficiente. �De qu� depende que una ley tenga real vigencia? �C�mo se relacionan con la moral nuestros pol�ticos? Unos ejemplos: para demostrar su ferocidad, un poncho rojo degoll� con inaudita crueldad a unos canes; luego, hizo una apolog�a p�blica de la tortura. Fue legal su nombramiento en el Senado, pero moralmente estaba inhabilitado. En la judicatura los jueces desprovistos de autoridad moral no pueden ser jueces, y sin embargo ah� est�n. Son los que el pueblo reprob� en las urnas.
En el mismo bando: para hacer aprobar la convocatoria al refer�ndum constitucional, el MAS necesitaba los votos de la oposici�n en el Congreso (2009). Entonces surgi� la iniciativa de acordar una transacci�n, �entre caballeros�. A cambio de que Morales no vaya a la reelecci�n el 2014, los opositores aceptaron apoyarlo. Como garant�a, se introdujo el compromiso en el texto mismo de la Carta vigente (disposici�n transitoria). Despu�s el jefazo anunci� p�blicamente su decisi�n: �Me ir� a mi cato de coca al Chapare�. Era un gesto de humildad y de grandeza; micr�fonos, c�maras y testigos recogieron con admiraci�n el testimonio. Pero luego cambi�; Morales se desdijo. Seg�n su propia confesi�n, al ver que le hac�an trampa, �l les hizo otra mejor. Ahora es de nuevo candidato.
Desde luego, el universo de esos casos es m�s amplio. La oposici�n es parte de �l. Por ambici�n desmedida o por miedo a perder el poder, los pol�ticos descuidan sus flancos y dejan que los veamos por dentro. Si para vivir bien s�lo hay que levantar la mano, la tentaci�n debe ser muy grande. Es un cambalache abierto, una cosa por otra: la reputaci�n por oferta de esca�o; postulaci�n de caciques por voto corporativo de sus sindicatos; por inter�s com�n, verdugos y v�ctimas en fraternal alianza; la hiperdemocracia aberrante con la paridad de g�nero (50 � 50); las izquierdas y derechas en revoltijo escandaloso; la mentira por la verdad y �sta por aquella; el cohecho electoral �sin medida ni clemencia�� Y de yapa, con un �rbitro �bombero�.
�Y la doctrina, los principios, los valores, la consecuencia, las ideolog�as y utop�as y dem�s ramas anexas ya no existen? �Qui�n sabe! Todo puede ser. Aun a riesgo de que sea una reflexi�n a contrapelo o palabras para los o�dos de mercader, es preciso pensar que quienes ejercen una alta funci�n p�blica est�n obligados a dar pautas de comportamiento �tico; la moral no puede estar ausente de las aspiraciones electorales. La democracia se sustenta en valores y principios; tal vez el de m�s delicado rango sea aquel que preserva el respeto a la dignidad, atento a que todo lo que la compromete es demasiado caro.
Y en fin, esos son los bueyes con los que contamos para arar la dura tierra de la democracia en octubre. �Salve, oh patria!