Martes, 12 de agosto de 2014
 

HABLANDO DE HIDROCARBUROS

Reposición de reservas hidrocarburíferas

Reposición de reservas hidrocarburíferas

Hugo del Granado Cosio.- El informe de los resultados sobre la certificación de reservas de gas y petróleo presentado el mes pasado por la empresa canadiense GLJ no ha debido ser una buena noticia para las expectativas del Gobierno.
GLJ ha certificado las reservas de gas y de líquidos al 31 de diciembre de 2013 después de cuatro años de la certificación presentada por Rydder Scott. La caída de reservas de entonces que fue de 26,7 Trillones de pies cúbicos (TCF) a 9,94 TCF de gas y de 465 Millones de Barriles (MMBls) a 211 MMBls en líquidos, debió ser una llamada de atención a las autoridades para que procuren hacer un seguimiento más riguroso de la evolución de las reservas mediante certificaciones anuales, tal como manda la Ley 3740. Sin embargo, han esperado cuatro años para hacerlo y los resultados no son nada alentadores para un país que pretende ser el distribuidor energético del cono sur.
Según los datos de GLJ, comunicados por el presidente Morales, desde el 2010, las reservas probadas de gas han subido de 9,94 a 10,45 TCF, es decir 0,51 TCF. Este pequeño incremento (5%), ha sido ya producido y consumido durante el primer semestre del 2014, porque está previsto que la producción nacional de gas de este año rondará 1 TCF. Los datos muestran también una preocupante caída de las reservas probables (caída de 6%) y de las reservas posibles (caída de 34%), porque con mayores inversiones en los campos donde se encuentran estas reservas, se las podrían subir de probables y posibles a la categoría de probadas, esta posibilidad se aleja en la misma proporción que la caída de su nivel.
En lo que respecta a líquidos, la situación es más grave. Las reservas probadas han subido en 1,64 MMBls, de 209,81 MMBls a 211,45 MMBls. Este incremento ha sido ya producido y consumido al ritmo actual, en 26 días, entre el 1 y el 26 de enero de este año o sea que las reservas probadas de líquidos están, a la fecha, por debajo del nivel del 2010. La situación de las reservas probables y posibles, muestran la misma tendencia que las del gas. Las probables tienen una caída del 26 por ciento y las posibles del 59 por ciento respecto a la certificación del 2009.
La primera conclusión que se puede extraer de los datos ofrecidos es que los descubrimientos efectuados en los últimos cuatro años sólo alcanzan para reponer las reservas consumidas con el agravante de que la relación de reserva a producción (R/P), entre los años 2009 y 2013, se ha reducido sensiblemente de 21 a 10 años para el caso del gas y de 14 a 9 años para el caso de los líquidos debido al crecimiento del consumo.
De acuerdo a la información publicada por YPFB, entre los años 2010 y 2013 inclusive, la inversión total en exploración, tanto estatal como privada, ha sumado 611 millones de dólares (MM$us). Si se asume que la reposición de reservas es una meta precaria, se tiene que concluir que las futuras inversiones en exploración, tienen que ser sensiblemente mayores a las realizadas.
Es también conocido en el sector que la certificación de las reservas se hace sobre la base de la información proporcionada por las empresas petroleras que operan en el país. La certificadora no hace trabajo de campo en los yacimientos, salvo que se lo pida expresamente, sino que analiza la razonabilidad de la información suministrada, sin entrar en mayores pormenores.
Se debe mencionar que no se conocen los pliegos de especificaciones bajo los cuales se convocan a las empresas a concursar para hacer la certificación y por lo tanto no se sabe a qué norma de qué entidad regulatoria refieren su trabajo. (¿Security Exchange Commission, Petroleum Resources Management System, Society of Petroleum Engineers, otras?), porque las definiciones y referentes son diferentes y dependiendo de cuál se emplea, los resultados certificados serán también diferentes.
Para darle transparencia al proceso y evitar la manipulación de información técnica y económica, el Ministerio de Energía y la Agencia Nacional de Hidrocarburos deberían establecer normas directrices para la cuantificación de las reservas de gas y petróleo de manera que los informes de las petroleras sean uniformes, se sepa cuál la metodología de referencia adoptada y el informe de la certificadora sea incluso validado por la entidad reguladora de referencia. Se debe también capacitar el personal técnico involucrado en el proceso de certificación. Debería haber por ejemplo “auditores de reservas”, con el objeto de tener una opinión propia de los trabajos que presenten tanto las empresas petroleras como la certificadora.