La verdad nos hace libres
La verdad nos hace libres
Juan José Bonifaz B..- En tiempos de campaña electoral, oímos muchas mentiras y pocas verdades. Quienes hemos tenido la oportunidad de estudiar, trabajar en el servicio público, leer y vivir la política, tenemos la obligación de dar una opinión.
Actualmente muchos gobiernos “democráticos” buscan artimañas para reelegirse indefinidamente, y creen que el poder es un eterno nido de rosas, olvidando que esas rosas tienen espinas. Prácticas autoritarias de naci-facismos y comunismos se ensayan en nuestro tiempo, y pareciera que es una forma de gobierno que gusta a países que –como el nuestro- no han podido constituirse integralmente, y su población no es “ni chicha ni limonada” y acepta y apoya gobiernos a su medida, es decir, imposturas de corto plazo donde los más aceptan como verdad la información oficial disfrazada y, sobre cuyas bases se emiten sendos avales políticos y económicos, hasta por organismos internacionales.
Surge la “Constitución de La Calancha” y la pregunta es: ¿realmente se han seguido los pasos señalados en la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente?... ¡No!. ¿Entonces, todos los aspectos relativos al marco constitucional y legal están en entredicho?. Con razón el Estado Plurinacional no sigue las reglas de una democracia sana, solo se sirve de ella. Opta por copar el poder total, controla desde el Ejecutivo, los órganos Legislativo, Judicial, Electoral, Ministerio Público, autonomías y empresas públicas con interinatos indefinidos etc. La información es digitada a través de los medios oficiales y privados mediante la compra de grandes espacios de publicidad oficial. Los mecanismos de información técnica como el INE, cumplen con emitir información maquillada de índices de precios, inflación, tipo de cambio y censo de población, que impiden un análisis económico imparcial de la situación real.
El reto del pasado fue buscar formas de atraer inversión externa, para ello se ofreció el oro y el moro, porque nadie invertía en Bolivia. Ese tiempo parece volver, porque los minerales están en franca declinación en sus cotizaciones y los efectos ya se sienten en la minería estatal. Por eso si los actuales administradores del destino nacional prorrogan su mandato, tendrán también una experiencia de crisis y carencias y así acabarán aprendiendo que la economía se da en ciclos expansivos y depresivos.
La economía del país se basa en tres productos estrella: el gas, los minerales y la mágica coca, fuente de la inseguridad y la violencia. El aparente bienestar nace de los precios internacionales de las materias primas multiplicados por cuatro o más de un ciclo expansivo. Éste es lamentablemente un período de derroche imprudente, así como mentiras de campaña millonaria para asegurarse la permanencia en el Gobierno, cuando podían responsablemente, realizar inversiones inteligentes y visionarias que diversifiquen sectores productivos, que rompan la tradicional mono producción-exportación y, mejoren la situación de los pobres e indígenas.
Es insensato gastar en aviones de lujo, satélites ciegos, sordos y mudos, vehículos blindados, cumbres políticas y contratos públicos con una fuerte dosis de corrupción; dejando como resultados, una “Nomenklatura” o clase gobernante opulenta y un sector que se beneficia bajo la sombra del poder, mientras la mayoría del pueblo continua insatisfecha.
El sector de hidrocarburos, “las joyas de la abuela”, se van consumiendo sin una inversión equivalente que asegure su sostenibilidad; por eso las subvenciones y subsidios no tienen seguridad, porque sin flujo de la “sangre de Bolivia” –los hidrocarburos- la crisis es inminente.
¿Serán algunas razones porque el gobierno no quiere debatir sobre los más de CIEN MIL MILLONES DE DÓLARES de los bolivianos, que el pueblo necesita conocer cómo se gastaron?. La verdad queda en la nebulosa.
Es penoso descubrir que Bolivia vive actualmente una sociedad de mercaderes, unos más venecianos que fenicios y otros más fenicios que venecianos; pero en esta ruleta del destino nacional, quedan una niñez y una juventud que mañana pagará facturas caras.…
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