Lunes, 18 de agosto de 2014
 

EDITORIAL

La crisis argentina, causa de nerviosismo regional

La crisis argentina, causa de nerviosismo regional



Es que la escasez de divisas en Argentina tiende a agravarse con cada día que pasa, lo que enciende señales entre sus vecinos de la región

Una serie de noticias, muchas de ellas contradictorias entre sí, han dado cuenta durante los últimos días de cierto nerviosismo que al parecer ha empezado a cundir entre las autoridades del sector económico de todos los países de nuestra región como directa consecuencia de la crisis económica argentina.
Brasil es el país más afectado y por consiguiente el que ve con más temor la evolución de la disputa entre el gobierno de Cristina Fernández y sus acreedores. Y no sólo porque alrededor del 7 por ciento de sus exportaciones tiene como destino el mercado argentino sino porque también ese país es uno de los que mayores volúmenes de capitales brasileños ha recibido en rubros tan diversos como el sector financiero, la ganadería, la agroindustria y la industria.
Menos grave, pero muy similar es el caso chileno, cuyas inversiones en Argentina han crecido tanto durante los últimos años que ya gravitan en sus balances. En Uruguay, los temores por los previsibles efectos negativos en el turismo resultan compensados por la posibilidad de que ese país sea el destino favorito de los capitales en fuga.
Más allá de las variantes de cada caso, todas esas preocupaciones tienen una base común. Es que la escasez de divisas en Argentina tiende a agravarse con cada día que pasa y eso amenaza con paralizar el comercio exterior argentino. Una muestra de que esos temores no son infundados es que los últimos días la cotización del dólar en el mercado negro argentino se ha incrementado en 11 por ciento. Y como el Banco Central ha dejado de satisfacer la demanda del sector importador, se prevé que durante las próximas semanas la tendencia ascendente del dólar se acelerará.
Los efectos que esa situación tiene sobre Bolivia son también muy grandes. Y no sólo por la posibilidad de que la escasez de divisas dificulte los pagos del gas y los otros productos que exportamos, sino también por la previsible absorción de grandes volúmenes de dólares.
Las primeras muestras de lo que eso puede significar se han podido ver durante los últimos días en las ciudades fronterizas, como Yacuiba y Villazón, donde se ha reportado un inusitado aumento de la demanda de dólares.
Ante tal situación y las perspectivas que se avizoran, las autoridades del área económica de los países más vulnerables a los efectos multiplicadores de la crisis argentina han comenzado a tomar sus recaudos a fin de minimizar los daños. En lo que a nuestro país corresponde, las versiones oficiales todavía insisten en negar o por lo menos minimizar el problema, lo que de ningún modo parece lo más aconsejable. Más aún si consideramos que de todos los países de la región, el nuestro es de lejos el que más directamente puede sufrir las consecuencias negativas de un empeoramiento de la situación.
Una probable suspensión de pagos de las cuentas de gas se perfila como el mayor de los riesgos. La paralización de las exportaciones de otros productos también es algo que afecta importantes exportadores de nuestro país. Y en tercer lugar, pero no menos importante, se teme que la desmedida demanda de dólares ponga en riesgo la solidez de nuestras reservas internacionales. Tres peligros ante los se puede aplicar el conocido adagio según el que es mejor prevenir que lamentar.