EDITORIAL
Severo llamado de atención
Severo llamado de atención
Ojalá que, por el bien de la democracia, este duro mensaje sea escuchado por quienes son objeto de estas precisas críticas
A las críticas que se han hecho al desarrollo del proceso electoral desde instituciones de la sociedad, incluyendo los medios independientes de comunicación, ahora se suma la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) que en un documento emitido ayer denuncia la existencia de “amenazas que pueden debilitar la institucionalidad democrática y su servicio al bien común de la sociedad boliviana”.
Entre esas amenazas menciona “un enfrentamiento verbal de denuncias, insultos y descalificaciones mutuas” que no contribuyen “en nada a la demanda de informaciones y propuestas electorales serias en respuesta a las necesidades concretas de la población”.
Afirma que se dejan de lado “problemas estructurales” como “la pobreza persistente, el crecimiento de la inseguridad ciudadana, una deficiente administración de justicia, el crecimiento del narcotráfico, el estancamiento de los servicios de educación y salud frente a las eternas promesas de su transformación “.
Advirtiendo que “no es lícito buscar el poder por el poder” porque esto conduce a “caer de lleno en la irresponsabilidad”, denuncia la “desigual contienda electoral por la enorme disponibilidad de recursos de unos y la escasa disponibilidad de los mismos por parte de otros”, desigualdad que “merma la credibilidad e institucionalidad democrática, incluso más allá de los resultados que pueda generar el proceso”. Y agrega que en el caso del MAS “se ha venido argumentando un falso dilema entre gestión pública y propaganda política cuando es evidente que se usan recursos del Estado con una clara intencionalidad de reconocimiento y, por consiguiente, de prolongación en esferas de poder”.
Por ello, la CEB demanda “transparencia en la campaña electoral, presentación de planes y programas en función del bien común, dignidad para todos e imparcialidad del Tribunal Supremo Electoral (...) por el respeto que merece la libertad de conciencia e inteligencia de la ciudadanía que sabrá discernir por sí misma la credibilidad que merece uno u otro candidato”.
También insta a los medios ampliar espacios de información y conocimiento, evitando todo “exceso de manipulación y culto al espectáculo promoviendo una información veraz y responsable”.
Por último convoca a la ciudadanía “a hacer prevalecer su derecho a obtener de las diferentes agrupaciones políticas, una lectura objetiva y propuestas serias sobre la realidad del país y las necesidades urgentes de la población” y prepararse, “como un deber de conciencia, para participar en estas elecciones con vocación y civismo”.
Ojalá que este duro mensaje sea escuchado por quienes son objeto de estas precisas críticas. Y que lo hagan, además, revisando la historia electoral del país para que se convenzan de que el fraude solo deslegitima, mientras que las elecciones transparentes fortalecen a todos los actores políticos.
En este sentido, especial precaución deberían tener los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE), por cuanto día que pasa dan muestras de parcialización con los candidatos del MAS sea motu propio o por presiones que provienen, incluso, de alguno de sus funcionarios que ostenta, por conexiones políticas, gran poder.
Debe recordar que la legitimidad de la campaña electoral, del sistema democrático y, sobre todo, del próximo gobierno, está en sus manos, como advierte la Iglesia.
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