Jueves, 28 de agosto de 2014
 

LA NOTICIA DE PERFIL

Insultaron al Presidente

Insultaron al Presidente

Paulovich.- Mi socia periodística que me hacía conocer las novedades del día se puso colorada y detuvo instantáneamente su tarea para decirme: “Me da vergüenza continuar con mi informativo porque yo no he sido ni soy una cholita malhablada y menos ante un caballero como usted a quien no le escuché lanzar un carajo…”
Reconocí la pulcritud en el hablar de la cochalita y la felicité por ello, aunque tuve que decirle que un carajo a tiempo vale más que tres jaculatorias, a lo que respondió mi pulquérrima comadritay: “Gloria al Patris et Filio et Espiritu Sanctuo, per sécula, seculorum, amén”, lo cual me dejó patidifuso que no es ninguna palabrota, siendo su traducción más cabal la de coxuater.
Es que ningún medio periodístico ni programa radial nos dice qué insulto fue proferido por dos ciudadanos al propio Presidente Vitalicio cuando entregaba obras gubernamentales en la ciudad de Potosí, interrumpiéndome Macacha para preguntarme si Potosí era correctamente mencionable delante de damas de alta alcurnia, explicándole a mi comadritay que el nombre de esa histórica ciudad provenía del quechua, con lo cual quedó tranquila la fina ciudadana de Quillacollo.
No nos quedó más remedio que divagar un poco para tratar de averiguar qué insultos podrían haber proferido contra el Presidente –candidato a Presidente– aquellos infortunados ciudadanos que fueron capturados inmediatamente por la eficaz Guardia Presidencial.
Cuando Macacha viuda de Racacha se pone a razonar parece una discípula aventajada de Santo Tomás de Aquino y comenzó a realizar ante mí y en voz alta su razonamiento: “Si un ciudadano que dispone a su arbitrio de los dineros del Estado te hace entrega de obras públicas como si sacara plata de su propio bolsillo, pidiéndote además que votes por él y sus candidatos, ¿qué le diría usted, comadre…? Respondí a la cholita inmediatamente: -Yo no lo insultaría, pero en mi interior y sin que nadie me escuche le diría barbaridades porque me duele ser testigo cotidiano de sus arbitrariedades, no porque me dedique a investigarlas sino porque algunas ya son internacionalmente conocidas, como la sentencia pronunciada en París de que Bolivia pague veintitantos millones de dólares a una empresa de la India.
De esa manera me salvé de la trampa ideológica que inteligentemente me había tendido mi comadre cochabambina.
En resumen me dijo mi comadritay: “Usted no insultaría al Presidente Vitalicio Evo Morales pero en sus adentros condenaría todas sus arbitrariedades”.
Así es, comadritay cara de ajo, la cholita que no pronunció un carajo porque es pulcra no sólo en su hablar sino en los hechos hasta que no puede más y me insulta cuando trato de engañarla.