¿Crisis del sistema cooperativo?
¿Crisis del sistema cooperativo?
Carlos S. Andrade Padilla.- El Sistema Cooperativo tiene raíces en la Edad Antigua y Media; por ejemplo, las lecherías de Armenia, las asociaciones de arrendamiento de las tierras de Babilonia, pasando por las compañías de seguros artesanales entre los griegos y romanos, los pastos colectivos y las asociaciones de pescadores de Rumania.
En América Latina data desde las épocas precolombinas, con las organizaciones para el cultivo de la tierra y el trabajo entre los Ayllus de los Incas, Calpulli de los Aztecas y la Cayapa o forma de trabajo colectivo para lograr un beneficio común de las comunidades indígenas de Venezuela mediante la aplicación de herramientas de propiedad común.
Pese a la antigüedad de este sistema, el “Cooperativismo” como tal surge en Inglaterra, país donde se origina la Revolución Industrial (siglo XVI) produciendo como consecuencia social el surgimiento de la burguesía como la clase social más poderosa y frente a la cual se desarrolla otro grupo social denominado “la clase obrera”. Fruto de las reivindicaciones de esta clase, el “Movimiento Owenista” (fundado por Robert Owens 1771-1858) crea las “Villas de Cooperación”, consistente en comunidades obreras dedicadas a la producción agrícola, que vendían sus excedentes y se autofinanciaban con los beneficios.
En octubre 24 de 1844, un grupo 28 trabajadores llamados “Pioneros Rochdale” deciden constituir una organización para satisfacer sus necesidades más inmediatas de consumo, manejando siete principios básicos que hoy día sirven de base para los movimientos cooperativos universales.
En Bolivia, el sistema cooperativo surge a través de los excombatientes de la guerra del Chaco con la creación de Cooperativas Agrícolas; a fines de esa década se desarrollan las cooperativas mineras, resultado de la crisis de la minería, y en Chayanta, departamento de potosí (1946), es creada la primera Cooperativa de Ahorro y Crédito por el padre Julio Tumiri, precursor de estas cooperativas en Bolivia, consolidándose este sistema con la creación de la Ley General de Sociedades Cooperativas (septiembre/1958) sustituida con la nueva Ley de Cooperativas N° 356 de abril/2013.
De aquel tiempo al de ahora, la diferencia y la crisis desatada en este sistema, en nuestro país en particular, están en quienes asumen la administración de estas entidades que tanto esfuerzo y sacrificio costó a sus fundadores y a quienes lograron hacerla sostenible, observándose una falta de convencimiento de los principios cooperativos proclamados y adoptados por la ACI (Alianza Cooperativa Internacional) que deberían ser asumidos por todas las cooperativas, los cuales expresan lo siguiente: 1.- Principio de adhesión abierta y voluntaria; 2.- Principio de control democrático de los socios; 3.- Principio de participación de los socios; 4.- Principio de autonomía e independencia; 5.- Principio de la educación, capacitación e información; 6.- Principio de cooperación entre cooperativas y 7.- Principio de interés por la comunidad y la colectividad.
Ninguno de estos principios debería obviarse, especialmente el último, por cuanto quien se constituye en parte de una cooperativa, sea como miembro de base o en calidad de directivo, debe estar consciente del rol importante de su participación al interior de su cooperativa y respecto a la comunidad y colectividad a la que pertenece, a la cual se supone que debe responder de manera positiva.
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