SURAZO
Campeón
Campeón
Juan José Toro Montoya.- Quienes lo conocen, resumen su personalidad en esas tres palabras que nos salen tan espontáneas a la mayoría de los bolivianos: “es buena gente”. Y la verdad es que lo es. Pese a que Gonzalo Lema Vargas conoce tanto, no es una persona que acapara la conversación sino que sabe escuchar. Cuando le toca hablar, lo hace con brevedad y suficiencia. No te da una clase magistral —porque sólo te está conversando— pero te enseña.
Por eso, no es una sorpresa que Gonzalo Lema haya ganado la primera versión del Premio Internacional de Novela convocado por la editorial Kipus de Cochabamba. Aunque estudió Derecho e incursionó en la vida política, en la que fue desde vocal electoral hasta concejal de Cochabamba, el oficio de Lema es la escritura. Para ser más específicos, habría que decir que lo suyo es la novela. La prueba de ello es que ha ganado prácticamente todos los premios bolivianos al mayor género narrativo.
Irrumpió en 1984 con “Este lado del mundo”, ganador del muy prestigioso Premio Erich Guttentag, y, cuando ese certamen dio paso al Premio Nacional de Novela, que se convoca con Santillana, ganó la versión 1998 con “La vida me duele sin vos”.
Entre una y otra obra ganadora, hubo otras publicaciones ya que, según reseñan publicaciones periodísticas, el escritor tarijeño se volcó a la Literatura tras alejarse de la siempre perniciosa actividad política.
Hace apenas un par de años ganó otro concurso nacional de novela, el “Marcelo Quiroga Santa Cruz” al que la Alcaldía de Cochabamba le da el rango de plurinacional. Lema ganó la sexta versión con “Los días vacíos del Raspa Ríos”, una obra inspirada en la Claudina de Carlos Medinaceli.
Y aunque hay autores bolivianos tan premiados como él, pocos son los que pueden preciarse de haber ganado todos los concursos nacionales. Si le faltaba una presea internacional, ahora tiene la de editorial Kipus que, además, está dotada con un jugoso premio en metálico: 20.000 dólares.
Es obvio que los cuatro jurados que fallaron a su favor fueron todos diferentes, además de estar espaciados en cuanto a tiempo, pero todos cayeron rendidos ante la pluma de Gonzalo Lema, sin saber que se trataba de él (recuérdese que sólo se abre el sobre del ganador cuando ya existe fallo). Eso quiere decir que ninguno de los premios que ganó fue resultado de la suerte o la coincidencia. Ahí hay un talento que es tan evidente que todos los jurados reconocen y premian.
Gonzalo también fue finalista del Premio Casa de las Américas, de Cuba, y me contó que no ganarlo fue algo muy doloroso, algo así como una asignatura pendiente que este premio compensa en buena medida.
Sí. Gonzalo Lema es un escritor boliviano de exportación y ya merece estar en los circuitos internacionales. Mientras las editoriales con centrales o sedes en Bolivia se encargan de promoverlo, habrá que reconocer que, con tantos premios en su haber, él se ha convertido en el campeón nacional de la novela.
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