Miércoles, 10 de septiembre de 2014
 

ESCENARIO GLOBAL

Escocia se juega su suerte

Escocia se juega su suerte

Alberto Zelada Castedo.- Una posibilidad, después del próximo jueves 18, es que Escocia, al cabo de más de tres siglos de pertenencia, deje de ser parte del Reino Unido de Inglaterra e Irlanda del Norte. La otra posibilidad es que siga conservando su pertenencia y que, a cambio, su Gobierno y su parlamento logren una mayor autonomía. Una u otra salida dependen del resultado del referendo al que los escoceses fueron convocados en 2012.
“Un día después del referendo –dice la BBC– es probable que el Gobierno escocés realice una gran fiesta”. En cambio, si gana el “no” es casi seguro que se inicien “negociaciones” sobre una propuesta para “dar más poderes al actual parlamento escocés”.
El jueves 18 los 4,2 millones de votantes deberán optar por “sí” o por “no” a la siguiente pregunta: “¿Debe ser Escocia un país independiente?”. La disyuntiva es clara y la respuesta un desafío inédito para los ciudadanos escoceses.
Hasta hace treinta días, los partidarios de mantener la unión con la Gran Bretaña estaban más o menos tranquilos. Las encuestas deban el triunfo al “no”, con más preferencias sobre el “sí” y con un número relativamente significativo de indecisos. Sin embargo, el último domingo el panorama cambió drásticamente. Según los resultados de una encuesta de la organización YouGov, publicados por el diario The Times, el “sí” –vale decir la separación– tiene al apoyo del 51 por ciento de los encuestados, mientras que el “no” –vale decir la permanencia en el Reino Unido– recibe el apoyo del 49 por ciento. Por primera vez, los partidarios de la “secesión” obtienen la preferencia de la mayoría de los ciudadanos en condición de votar en el referendo.
A partir de ese momento, es seguro que los “unionistas” ya no pueden dormir tranquilos. “La élite política de Londres, lo que en el argot se llama simplemente Westminster” –dice un comentarista– “parece haber sido tomada completamente por sorpresa”. Y mientras bancos y grandes empresas empiezan a preparar “planes de contingencia” ante la eventualidad del triunfo de los secesionistas, el Gobierno del primer ministro David Cameron “no ha preparado ningún escenario en el caso de una victoria del sí en el referendo”.
La primera reacción ante los resultados de la encuesta de YouGov, fue el ofrecimiento de George Osborne, ministro de Finanzas del Gobierno conservador, de ceder nuevas competencias al gobierno regional de Escocia en caso de que triunfe el “no”. Líderes laboristas, como el ex primer ministro Gordon Brown, nacido en Escocia, se apresuraron a ofrecer la más pronta redacción y aprobación de la “ley de Escocia” que, entre otras cosas, operaría dicha transferencia de competencias.
Estas dos reacciones son explicables si se recuerda que conservadores, laboristas y liberales han defendido, en todo momento, la permanencia de Escocia en el Reino Unido. La agrupación que propicia la “secesión” y consiguió la convocatoria al referendo del jueves 13, es el Partido Nacionalista Escocés (SNP), liderado por Alex Salmond. En las últimas elecciones autonómicas, celebradas en 2011, el SNP se impuso por mayoría absoluta.
A lo largo de los tres últimos meses, en vísperas del referendo, se ha debatido con notoria intensidad sobre las cuestiones básicas que están en juego. En un buen resumen de esta agenda, un analista de la BBC señala que las preguntas “clave” se refieren a los siguientes cinco temas: 1. Si una Escocia independiente adoptará una nueva moneda o el euro o si mantendrá la libra esterlina, 2. De qué manera se gestionarán los probables 1.650 millones de dólares anuales de ingresos provenientes de la explotación de petróleo de los depósitos escoceses, 3. Si declarada la secesión el Gobierno del Reino Unido aplicará o no controles en las fronteras de Escocia con los otros territorios de la unión, 4. Si una Escocia independiente podrá o no mantener su membresía en la Unión Europea o, en cambio, deberá pedir su adhesión como un nuevo estado, y 5. Si se mantendrá o no el derecho de uso de la Base Naval Clyde, en la costa oeste de Escocia, para estacionar armamento atómico del Reino Unido.
El tratamiento de estas cuestiones ha sacado a la luz los posibles beneficios o los probables inconvenientes para Escocia y los escoceses, en cada una de las mismas, en caso de triunfar el “sí” o el “no”. La secesión supone que la Escocia independiente tenga la posibilidad de manejar estos asuntos con total autonomía y según sus propios intereses. El triunfo del “no” implica que nuevas formas de gestión de estas mismas cuestiones queden sujetas a negociaciones entre el Gobierno británico y el gobierno regional de Escocia.
Cualquiera que sea el resultado del referendo, es seguro que las condiciones de inserción de Escocia en el Reino Unido no serán las mismas. Si gana el “sí”, Escocia se convertirá en un estado independiente. Si gana el “no”, Escocia estará en condiciones de conseguir nuevas reglas en cuanto a su pertenencia a la unión.