Sábado, 13 de septiembre de 2014
 
Candidatos de tres cuartos

Candidatos de tres cuartos

Gustavo L. Quiroga Mercado.- Ni de frente ni de perfil, de tres cuartos. No porque los candidatos no den la talla, simplemente para enfocarlos desde la perspectiva más frecuente, y por eso la más olvidada. Todo anda embarullado, ver de frente tiene una connotación que alude más a la sinceridad que a la perspectiva, y de perfil mezcla de todo.
De frente llevado al extremo es al desnudo. No es lenguaje de escuela de arte, es de Cosmopolitan trasladado a la TV y a la política. Descubrir y exponer intimidades de los candidatos. Ir más allá del balance de virtudes y defectos. Escudriñar su pasado, lo que hicieron y lo que dejaron de hacer, Lo que saben y lo que desconocen, sus propósitos y objetivos. Darle un toque de ciencia, inquirir por su oferta y programa político. La verdad una divinidad moderna, nada queda escondido. Todo al desnudo y de frente, y mucho mejor en TV.
De perfil. La cirugía plástica ha enfocado el perfil en el apéndice nasal. Nunca más apéndice el espíritu del perfil. Que muchas narices se parezcan, añadida a la mayor facilidad de retratar a un sujeto visto de lado, hace que se prefiera otro tipo de perfil. El que salió de revistas femeninas y del “management”: descripciones simplificadas de los sujetos. Es posible que sea la moda o alguna triste anécdota (como la banzerista que reprodujo la efigie del jefe en una moneda que desapareció casi antes de circular), que hayan dejado en la obsolescencia el dejar el perfil impreso en bronce. Más, sin duda, el otro perfil, el de la descripción, incluso somera, es considerado ahora imprescindible. Todos y cada uno quieren saber cómo es cada candidato.
Casi nunca se ve a nadie de perfil y muy pocas veces se mira de frente. Todos son observados de tres cuartos. Perspectiva tan frecuente y, al mismo tiempo, tan complicada. Puede ser la primera impresión; en el proceso electoral boliviano se presentan cinco candidatos. Los cinco quedaron registrados desde el inicio: el transformador, hijo de la Pachamama; dos empresarios de éxito liberales; el hombre valiente y el ecologista con protección uv. Con publicidad o sin publicidad, cada uno ya tiene una imagen en el “soberano”.
Ver de tres cuartos puede connotar autoimagen. Luis Miguel y un mapeo de la belleza mundial vieron a las bolivianas bastante feítas. La belleza y el amor tienen una poderosa carga subjetiva, pero de afirmaciones de ese tipo algo se puede inferir. Somáticamente la población boliviana, en su gran mayoría de origen quechua y aymara, se identificarán más con alguien que se les parezca, en la contienda presente, el candidato oficialista. Simpatías y antipatías, sin ellos no hay desarrollo; pero ellos deben mantener la cabeza gacha, es tiempo del proletario, dos empresarios al servicio de trabajadores emprendedores. El cuarto, el aguerrido, se quedó sin contrincante, los dictadores militares depusieron las armas, y al volverse inofensivos dejaron atónitos a los fieles seguidores del héroe. El quinto no cuenta, verde no tiene aún libreta de ciudadanía, sus vegetarianos harán un esfuerzo anémico y los veganos ya no votarán en blanco.
Quiroga, Vargas, Del Granado, Morales, Doria Medina. El T.S.E. les asignó un lugar en la papeleta electoral. La teoría de colores y el diseño gráfico hicieron su lance; a cada quien su humor y su gusto. La sondeodependencia jugará en ligas menores y urbanas a ganador. Los más ya vieron a su candidato de perfil y de frente, con poco interés. Pero, si los miraron de tres cuartos, por lo menos de reojo.