Sábado, 13 de septiembre de 2014
 
El Cerro Rico de nuestros días

El Cerro Rico de nuestros días

Freddy Rivas Orozco.- El gas es, sin duda, el “Cerro Rico de nuestros días”. El consumo global del gas natural se iguala al carbón, y tan pronto como para el año 2025, podría rebasar al petróleo como recurso energético dominante en el mundo. Con la segunda reserva más grande de Sudamérica –avaluada en más de 200.000 millones de dólares–, Bolivia mira esperanzada a este recurso como un camino para salir de la pobreza y como base de un desarrollo económico más amplio.
Ni la imaginación más desaforada de aquel empresario cementero podría especular un “gasolinazo” en nuestro país, porque el Gobierno sabe muy bien que esa sería una medida políticamente incorrecta, por tanto se ha dado a la tarea de usar procesos avanzados de industrialización para batallar contra la subvención: con la inauguración de la planta separadora de líquidos de Río Grande (Santa Cruz), el país ahorrará $us 160 millones año; por otro lado, con la exitosa campaña de conversión de vehículos de gasolina a GNV, impulsada por el Gobierno, el Estado boliviano ahorrará 250 millones de dólares. Finalmente, el vicepresidente Álvaro García Linera explicó que para obtener más gasolina se construye una planta de reformación catalítica e isomerización con una inversión de 150 millones de dólares, lo que posibilitará que la subvención llegue a cero hasta el 2016. Aunque usted califique estos cálculos como poco ortodoxos, los índices macroeconómicos alcanzados bajo la administración del actual esquema gobernante han sido reconocidos por instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, por lo que deberíamos considerar un voto de credibilidad a estas proyecciones.
Sin embargo, existen gravísimos problemas respecto al uso inadecuado de los recursos del gas por parte de algunas reparticiones del estado, los mismos que deberían ser abordados por la oposición en vez de pecar en incongruencias malolientes como la del supuesto “gasolinazo”. Por ejemplo, no se está planificando adecuadamente el desarrollo de regiones como el Chaco tarijeño, donde a través del corporativismo, se hace una repartija indiscriminada de los recursos en lujos ostentosos innecesarios. En Villa Montes, los vecinos todo el tiempo se quejan por falta de agua, por los cortes intempestivos de electricidad, empero se hacen actividades millonarias con la presencia de artistas internacionales, se está emplazando también aguas danzantes con luces importadas de España a la vieja usanza de la élite colonial mientras los actuales servicios de salud dejan mucho que desear.
Cosa muy distinta ocurre en Chuquisaca, que desde la gestión 2012 recibe regalías por el megacampo compartido Margarita Huacaya y las ha utilizado para emprender un plan agresivo de equipamiento a los hospitales y a los diferentes centros de salud que han desembocado en que todo habitante y estante chuquisaqueño cuente con un seguro de salud gratuito con 53 prestaciones.
Debemos entender que el “Cerro Rico de nuestros días” nos permite tener mayor capacidad económica, pero depende de nosotros el usar adecuadamente estos recursos. Tengo fe en que la “Agenda patriótica 2025”, que pretende erradicar la pobreza extrema en el país, ha podido recoger estas lamentables situaciones para encarar proyectos planificados e implementarlos donde corresponda, porque recordemos que los recursos naturales no renovables son el pan de hoy y el hambre del mañana.