¿Iglesia y política?
¿Iglesia y política?
Abel Maldonado.- Se piensa que la Iglesia puede ser una institución de reconciliación si no toma partido, si se mantiene por encima de los partidos, si está siempre en el centro sociopolítico, para no corromperse con nadie, para atender a todas las partes y para ser apoyada por todos ellos. Pero sólo podrá representarse ese papel al precio de su no compromiso institucionalizado”. (Jürgen Moltmann)
Lo expresado grafica un parecer que se ha mantenido en el tiempo y que sería la tendencia al escándalo y al rechazo que produce o puede llegar a producir el discurso o la participación de la Iglesia en el ámbito de lo político. Es de ahí que para muchos, en esta sociedad secularizada, lo político puede ser consecuencia privada y opcional, pero jamás deberá convertirse en signo vinculante (con la Iglesia).
Esto significaría que la opción política es “cosa particular” de cada ciudadano, de cada fiel, ¿pero no puede y no debe vincularse la política con la Iglesia o la Iglesia con la política?; desde esta mirada pareciera que la Iglesia no estuviera invitada a participar del acontecer público como “ciudadana”y, por ello, con derecho a opinar sobre el quehacer político sin que ello lleve a etiquetarla con una “facción política” o con un determinado “pensar” político, pues se la vería como parcializada.
Pero, se piensa, eso sí, que la Iglesia es reconciliadora y para serlo no debe “contaminarse” debe permanecer en el “centro”, en lo alto, como en un mirador, observando la realidad; sin embargo, hace tiempo que la Iglesia ha optado por participar en el acontecer del mundo y de la sociedad (sobre todo en nuestro país), para dialogar con el hombre y su realidad social, cultural, económica, histórica y política, ya que como institución, la Iglesia busca motivar el compromiso político de sus fieles y para ello procura poner los medios necesarios para tal fin.
Pero, ¿cómo hace la Iglesia para acompañar ese compromiso político de sus fieles?, ¿cuáles son los desafíos de la realidad política actual para la vida de la Iglesia? y ¿cuál es la actitud del laico activo con su Iglesia y su país?
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