Las hermanas Azurduy
Las hermanas Azurduy
Ramón Rocha Monroy.- Gracias al estudio del Ing. Hugo Canedo Gutiérrez titulado “La Guerra de la Independencia en las Intendencias de Chuquisaca y Potosí” tenemos detalles de héroes olvidados, en especial de la familia Cuiza y de otros cuyos nombres son conocidos pero no así sus biografías. El Ing. Canedo rescató fuentes primarias de la Casa Nacional de Moneda, el Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia, la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier, de Sucre, las Bibliotecas de los Arzobispados de Sucre y Potosí, de la Iglesia de San Lucas y de Ravelo, entre otras fuentes y su estudio merece ser incorporado a la Biblioteca del Bicentenario o tener una edición especial propiciada por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.
Entre las joyas del estudio, sabemos que Juana Azurduy Llanos era hija de los españoles Isidro Azurduy y Juliana Llanos y se casó en 1799 en la Iglesia de Moromoro (hoy Ravelo) con Manuel Ascencio Padilla, hijo de Melchor Padilla y de Eugenia Gallardo, españoles, de quienes heredó la hacienda de Chipirina. Juana tuvo por hermanas a Rosa y Melchora Azurduy Llanos, de cuyas bodas fue testigo y madrina junto a su esposo, Manuel Ascencio. El Ing. Canedo cita una carta encontrada por Carlos Hugo Molina, que dirigió Juana Azurduy a Manuela Saenz, donde se queja de la nueva república:
“Llegar a esta edad con las privaciones que me siguen como sombra, no ha sido fácil; y no puedo ocultarle mi tristeza cuando compruebo cómo los chapetones contra los que guerreamos en la revolución, hoy forman parte de la compañía de nuestro padre Bolívar. López de Quiroga, a quien mi Asencio le sacó un ojo en combate; Sánchez de Velasco, que fue nuestro prisionero en Tomina; Tardío, contra quien yo misma, lanza en mano, combatí en Mesa Verde y la Recoleta, cuando tomamos la ciudad junto al General ciudadano Juan Antonio Álvarez de Arenales. Y por ahí estaban Velasco y Blanco, patriotas de última hora. Le mentiría si no le dijera que me siento triste cuando pregunto y no los veo, por Camargo, Polanco, Guallparrimachi, Serna, Cumbay, Cueto, Zárate y todas las mujeres que a caballo hacíamos respetar nuestra conciencia de libertad”.
El Ingeniero Agrónomo Hugo Canedo Gutiérrez es potosino, estudiante del Colegio Nacional Pichincha y de la Facultad de Agronomía en Sucre, dedicado a la investigación histórica desde 1997. Su obra historiográfica basada en fuentes primarias es importante e incluye: Heroínas Potosinas, las Arias y Cuiza (2002); La Hacienda de Pitantorilla y la Familia Serrano (2003); Genealogía de la familia Lemoine (2002); Genealogía de la familia Cuiza-Otondo (2003); Genealogía de la familia Gutiérrez-Cuiza (2004); San Lucas de Payacollo en la Provincia de Pilaya y Paspaya (2011).
Entre otras joyas, el manuscrito contiene fragmentos de unas coplas hechas por el boliviano Fanor Ortega, residente en Santa Fe, Argentina, que dicen lo siguiente: Republiqueta de Cinti. / Sacúdete del letargo / Que flamea la bandera, / Del gran Vicente Camargo. / Del gran Vicente Camargo / Que se puede aseverar / Con respaldo en documentos / Nació en la Villa Imperial. / Es justicia que figure / Como los grandes eventos, / Del año sesenta y cuatro, / Pero de mil setecientos. / Camargo a los dieciocho años / Pal camino solo agarra / A su mejor compañera / Su inseparable guitarra. / Pa’amenizar el camino / Soltaba una poesía / Que arrancaba de las cuerdas / Una bella melodía. / Él no era aventurero / Ni buscador de tesoros / Llegó buscando trabajo / A una hacienda en Moromoro. / Esa hacienda’e Moromoro / Del partido de Chayanta / En el norte potosino / De mil gustos lo contrata. / Trabajador incansable / No le espantaron desdenes / Ni contraer matrimonio / Con separación de bienes. / Obrados del expediente, / Lo firmo en un pentagrama, / Remedo en unas tres cuerdas / De su querida guitarra.
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