Un tema delicado y serio
Un tema delicado y serio
El tema ya está en la agenda y ahora corresponde actuar con decisión, inteligencia y voluntad de dejar a un lado cualquier interés subalterno
Si bien desde hace algún tiempo comenzaron a trascender versiones acerca de que el país podría presentar un candidato a ocupar la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), una vez que su actual titular, el chileno José Miguel Insulza, culmine su segunda gestión, lo cierto es que recién esta semana han surgido dos nombres concretos a los que se podría postular a ese cargo.
Se trata de bolivianos de gran prestigio interna e internacionalmente como son el ex presidente Carlos Mesa y el actual presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), Enrique García. Ambos no sólo que tienen los suficientes méritos para cumplir esas tareas, sino que su elección sería un aporte importante a esa organización multilateral.
Sin embargo, se trata de un tema altamente complejo que exige de parte de nuestra Cancillería y el Órgano Ejecutivo en general, extrema mesura. El proceso de postulación y la consiguiente campaña para recabar los votos necesarios son tareas arduas, pues si bien la persona que sale elegida en ese puesto no representa al país sensu stricto, es, necesariamente, el país el que debe trabajar para alcanzar ese cometido.
Por ello, bien vale recordar que una primera condición es que hasta que se adopte la decisión oficial el tema sea tratado con la debida reserva. Si este asunto se debate públicamente se pierde fuerza porque el mensaje sería que no se logra alcanzar un acuerdo interno. En este sentido y reconociendo que los aludidos tienen el derecho a hacer conocer su voz, el interés mayor obliga a que ellos mismos decidan no hacer ningún comentario.
Una segunda condición es que una vez que se adopte la decisión haya una voluntad general de apoyar esa postulación. No hay que olvidar que por enconos personales un boliviano perdió la oportunidad de dirigir la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante la gestión del general Hugo Banzer Suárez, porque el gobierno, por influencia del titular de Salud, decidió apoyar la candidatura de un ciudadano japonés y no la del compatriota.
Una tercera condición es definir un discurso inequívoco para respaldar la postulación que el país decida y utilizar todos los mecanismos diplomáticos existentes para consolidar el apoyo necesario. Es aquí donde el prestigio internacional del candidato es clave por cuanto ello ayuda a que se comprenda y acepta que la elección de un boliviano garantizará su absoluta independencia de criterio en el cumplimiento de sus funciones.
Una cuarta condición es que las autoridades no vean esta decisión como un problema de política interna sino con visión de estadistas y de futuro. Sólo de esa manera se podrá crear unidad en torno a la decisión política y avizorar mayores probabilidades de éxito.
Hay que insistir en que el tema ya está en la agenda pública y lo que ahora corresponde es actuar con decisión, inteligencia y voluntad de dejar a un lado cualquier interés que pudiera afectar el objetivo planteado, más aún dada la dimensión que éste tiene.
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