Miércoles, 24 de septiembre de 2014
 

EDITORIAL

Santa Cruz y su liderazgo nacional

Santa Cruz y su liderazgo nacional



A pesar de sus imperfecciones, Santa Cruz da hoy buenas razones para ver con optimismo el futuro económico, político y social de nuestro país

Hoy, 24 de septiembre, conmemoramos un aniversario más de la decisión que hace 204 años tomaron los muy pocos habitantes de Santa Cruz cuando tuvieron que elegir entre sumarse o no a la serie de rebeliones que había estallado poco antes en distintos puntos del Alto Perú y que tuvo en la de Cochabamba, el 14 del mismo mes, su más reciente episodio. Se inició así un proceso que hoy, puede ser claramente reconocido como uno de los hitos fundacionales de lo que años después sería la República de Bolivia.
Más de dos siglos han transcurrido desde entonces y los muy peculiares vínculos que unieron el destino de Santa Cruz al de Bolivia están hoy tan sólidos como entonces. Y no porque hayan sido pocas las dificultades que se fueron presentando a lo largo de la historia sino porque, a pesar de ellas, y tal como lo muestran los hechos, han podido más las coincidencias que las discrepancias.
Ha habido a lo largo del camino muchos desencuentros, el más reciente de los cuales está aún fresco en la memoria colectiva. Y aunque todavía está pendiente el esclarecimiento de muchos entretelones de cuanto ocurrió en años recientes hasta llevarnos al borde de una explosión de violencia, lo que realmente importa es comprobar que pudo más la sensatez de quienes fueron protagonistas de tan tensos momentos y hoy, como no podía ser de otra manera, Santa Cruz ha vuelto a ocupar el lugar de vanguardia en el proceso de modernización de nuestro país que durante las últimas décadas se ha ganado con sobrados méritos.
No es casual que este y no otro haya sido el resultado de las más recientes experiencias históricas, pues si hay algo que siempre caracterizó a Santa Cruz fue su espíritu acogedor. Así se explica que hoy, como hace 204 años, la inmensa mayoría de quienes se sienten cruceños, por nacimiento o por adopción, provenga de los más diversos rincones de nuestro país, del continente y del mundo.
Esa capacidad para atraer y acoger a quienes llegan a esas tierras en busca de un mejor futuro es lo que ha hecho posible que Santa Cruz sea ahora el centro más dinámico de la economía nacional; el punto donde más exitosamente se encuentra, complementa y florece el espíritu emprendedor de gentes de distinto origen.
La más fehaciente expresión de esa realidad se observa cada año con cada versión de la Fexpocruz, síntesis anual que en pocos días y en un relativamente pequeño espacio concentra todo el vigor y dinamismo de la economía cruceña. Sin embargo, no hace falta visitar esa feria, de lejos la más importante de nuestro país, para constatar que Santa Cruz es el centro más dinámico de la actividad económica nacional.
Las armoniosas relaciones que en Santa Cruz se han establecido entre el sector público y el privado son sin duda la mejor muestra de lo que todo eso significa. Y si recordamos que hace sólo unos pocos años eso hubiera parecido inconcebible, habrá que reconocer que, a pesar de los defectos que se pueda encontrar a la nueva situación, es sin duda una buena razón para ver con optimismo el futuro económico, político y social de nuestro país.