¿Balance positivo?
¿Balance positivo?
Juan José Bonifaz B..- Después de reflexionar sobre todo lo que se ha vivido y visto en Chuquisaca, en estos últimos años, es necesario preguntarse: ¿hemos avanzado en la misma medida de la propaganda política? ¿Hemos tenido la inteligencia de aprovechar el ciclo favorable? La propaganda millonaria es tan empalagosa, que responde a la estrategia de “Mentir y mentir, algo queda”…
Históricamente, los gobiernos creen que cambiando la Constitución Política y las leyes, se cambia la conducta ciudadana y se asegura un proceso de desarrollo. Siguiendo la vieja práctica, se ha empezado por cambiar la CPE y a pesar de “La Calancha”, sus dificultades y consecuencias –total–, la actual Carta Magna es un documento más para anaqueles. Los propios impulsores son los primeros en incumplirla y violarla. Como este Estado se asienta en bases tan vulnerables –como copar el poder total– su estructura no acaba de conformarse porque obedece a teorías que, en todos los países en que han sido probadas, han fracasado.
La actual democracia de tinte híbrido es fruto del voto mayoritario de la población, pero no es la democracia que defiende los derechos de los bolivianos. Muchos conciudadanos han sido encarcelados y obligados a buscar protección en países amigos, y todos los juicios y delitos que se les imputan, en muchos casos no han sido probados y ni siquiera formalmente iniciados; por el contrario, salen a la luz como amañados desde esferas del gobierno. Pero igual, años de prisión sin amnistía y, en muchos casos, la muerte como fruto del odio político, siguen las huellas de la barbarie.
Los altos precios de las materias primas como el gas y los minerales se han multiplicado por cuatro y cinco veces; lo lamentable es que esta situación es artificial, porque está sujeta a las variaciones del mercado internacional y a las millonarias facturas que se van emitiendo como resultado de las nacionalizaciones e imprevisiones. Ya se anuncia el déficit fiscal que alcanzará la suma de 1.451 millones de bolivianos, según datos del Viceministerio del Tesoro. Para cubrir este hueco, el Ministerio de Economía recurre al bolsillo de los ciudadanos, mediante el poder coercitivo de la Aduana y la Dirección de Impuestos Internos…
La nacionalización de los hidrocarburos aparece como la fuente del éxito de la gestión económica, y se olvida que la Ley de Hidrocarburos (3058) es la fuente de ese flujo de recursos y no corresponde a este gobierno, sino a gobiernos neoliberales, así como la apertura de mercados de exportación. El Ing. Carlos Miranda Pacheco, ex ministro y ex presidente de YPFB, en una publicación reciente, dice: “Con aire triunfalista, se está hablando que ya no será necesario subvencionar este carburante. Esto está muy mal. No es verdad, porque no se sabe cuándo se dejara de subvencionar todos los carburantes que se consumen en el país”. “Por ley, toda la producción de petróleo debe ser entregada a YPFB, la que reconoce al productor por barril $us 7 con algunos centavos más. Con esto, el productor debe cubrir sus costos de operación, amortizar sus inversiones y obtener un margen de ganancia…Por eso, en los Clubes de Petróleo, se dice que la desgracia más grande que le puede suceder a una compañía petrolera trabajando en Bolivia es encontrar petróleo”…
El sur boliviano es un actor dotado de un potencial ignorado deliberadamente por los intereses centralistas. El cambio para nosotros debe ser mirar nuestro entorno y gestionar nuestro destino, respondiendo a una nueva visión de desarrollo; de frente a nuevos sistemas productivos; y romper las cadenas de nuestro encierro, provincianismo y corrupción.
Entre tanto, nuestras autoridades, ajenas y carentes de capacidad y liderazgo, mixturean los escasos recursos en prestes electorales sin visión de futuro y convierten la Plaza de Armas de la Capital en un “tamberío” provinciano-rural ,sin que haya una autoridad capaz de hacer respetar ese lugar histórico. (Continuaremos)
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