Miércoles, 1 de octubre de 2014
 

VENI, VIDI, VICI

Un resultado cantado

Un resultado cantado

J. Lizandro Coca Olmos.- Estamos a punto de terminar una campaña electoral tremendamente aburrida, en que el desempeño de las oposiciones fue peor de lo que mis más pesimistas pronósticos avizoraban, cosa que le permitirá al oficialismo conseguir una amplia victoria prácticamente sin ningún escollo ni incomodidad.
No creo que el MAS haya hecho uso ni de todos los recursos económicos que tenía reservados ni de todos los giros estratégicos que tenía planeados. Las candidaturas de oposición, en verdad, no le han significado contingencias, dilemas o nudos difíciles de desenredar.
En el campo general, la disputa entre Tuto y Samuel por el liderazgo de la oposición les ha significado limitarse a pugnar por el tercio de voto duro opositor, descuidando el voto moderado e ignorando por completo el voto duro del MAS.
Entre tanto, el partido oficialista, sin nadie que le incomode ni le dispute en su electorado duro, se ha concentrado en conquistar al voto moderado, por el que tiene como único rival a Juan del Granado, quien parece no haber tenido la suficiente fuerza o estrategia para imponerse en ese segmento de mercado electoral.
Así las cosas, es difícil imaginar otro resultado que no sea el de un Evo Morales cercano a alcanzar el sesenta por ciento de los votos válidos, con un Samuel Doria Medina en un lejano segundo lugar –muy probablemente con menos del veinte por ciento, un Tuto Quiroga con menos del diez por ciento de los votos y un Juan del Granado con alrededor del cinco por ciento.
Antes del debate presidencial, parecía posible que Tuto Quiroga, con su estrategia de ser mejor polarizador a través de su oposición radical al régimen, superara a Doria Medina arrebatándole el segundo lugar en los comicios. Empero, no creo que el tiempo que resta le alcance para conseguir ese objetivo y su afán de confrontar con el empresario ha terminado siendo muy evidente y cayendo mal. Se nota que ha ingresado para ganar, pero no la presidencia del Estado, sino el liderazgo de la oposición.
Evo Morales y el Movimiento Al Socialismo la han tenido muy fácil. Tan es así, que ni siquiera han debido acudir a la campaña negativa, puesto que han sido sus propios adversarios los que se han encargado de destrozarse entre ellos.
Esto ha dejado vía libre al MAS para desplegar una estrategia electoral basada en dos campañas. Por un lado, la promoción de sus logros, principalmente en materia económica, de crecimiento e industrialización, realizando una buena lectura de las encuestas que dicen que la gente cree que económicamente estamos bien (Evo+Álvaro, Vamos Bien). Esta campaña ha sido realizada tanto desde el partido de gobierno como desde las diferentes instituciones del Estado.
Por otro lado, una campaña propositiva, consistente en la idea de que a partir de ahora se comienza a construir el futuro, con proyectos varios en el área de la tecnología, la energía, la innovación, la ciencia y la profesionalización, que se distribuyen en propuestas concretas para los diferentes departamentos de manera casi personalizada.
Como politólogo, no puedo hacer más que sacarme el sombrero ante los estrategas del oficialismo que, desde mi punto de vista, han hecho todo lo que estratégicamente tenían que hacer, y lo han hecho bien, mientras que las oposiciones han tomado casi todas las peores decisiones posibles.