Jueves, 9 de octubre de 2014
 

SURAZO

Dos tercios

Dos tercios

Juan José Toro Montoya.- Sí. La historia enseña que en política todo es posible; no obstante, los milagros no forman parte de esta compleja actividad humana. Lo milagroso es sobrenatural mientras que la política es propia de los seres humanos. A partir de esa verdad irrefutable, ni siquiera los mismos opositores creen que sea posible ganarle al MAS en las elecciones del domingo.
Se embanderan con los errores en los que cayeron las encuestas de las anteriores elecciones y ponen como ejemplo a Brasil pero saben que lo que disputan en esta contienda electoral es el segundo lugar. Su mejor resultado sería llevar a Evo Morales y Álvaro García a una segunda vuelta porque eso significaría que la fórmula oficialista no alcanzó la mayoría absoluta. Difícil, muy difícil…
Quienes no estamos metidos en la disputa partidaria y nos servimos de la información para prever posibles hechos futuros sabemos que esta elección ya está ganada. El MAS repetirá su triunfo y no necesitará balotaje. La incógnita es saber el porcentaje que alcanzará esta vez.
El oficialismo también sabe que va a ganar pero no por eso se siente tranquilo. Tras nueve años de un ejercicio prácticamente hegemónico del poder, su objetivo ya ni siquiera es quedarse cinco más. No… cinco años más no son suficientes.
Por eso es que el MAS trabajó para las elecciones de 2014 con un objetivo claro: alcanzar los dos tercios. Y los dos tercios son la explicación a todo lo que vimos hasta el momento en que se cerró la campaña.
Por los dos tercios, la consigna de esta elección es el voto lineal. El voto cruzado, aquel que era presentado como expresión democrática en pasados comicios, ha sido estigmatizado por los masistas, particularmente en el área rural donde las comunidades ha sido advertidas: si el resultado demuestra que hubo voto cruzado, la comunidad “infractora” será sancionada.
¿Qué busca el gobierno con ese tipo de presiones? Por una parte está el obvio intento de ampliar su hegemonía pero, por otra, se advierte su necesidad de alcanzar los dos tercios.
Totalmente controlado, el Congreso, hoy Asamblea Legislativa Plurinacional, seguirá aprobando las leyes que terminen de transformar la estructura estatal pero ese tampoco es el objetivo del Gobierno que ha disfrutado superabundantemente de las mieles del rodillo.
El MAS necesita los dos tercios para impulsar una reforma constitucional que permita que Evo Morales vuelva a postularse en las elecciones de 2019.
La oposición, cuya función natural era poner obstáculos en el camino del oficialismo, no sólo ha hecho mal su tarea sino que lo ha allanado. Al repartirse en fórmulas diferentes —que llegaron al colmo de pelearse entre sí— los opositores permitirán la dispersión del voto que, a la hora del cómputo y con la actual legislación electoral, favorecerá al Gobierno.
Entonces, no esperemos sorpresas el 12 de octubre. A menos que un hecho extraordinario cambie la orientación del voto advertida en las encuestas, el MAS ganará por mayoría absoluta. A lo más que puede aspirar la oposición es a evitar los dos tercios. La sorpresa sería que lo logre.