Domingo, 12 de octubre de 2014
 
¿Secretos de la mente?

¿Secretos de la mente?

Juan José Bonifaz B..- Un día como este dizque histórico para Bolivia, no es nada para el Mundo y el Universo. El planeta está enfermo de grave dolencia, fruto de la conducta de los seres humanos -que inconformes- unos por su avidez de poder y riqueza y otros por su pobreza, conmocionan el orden natural y provocan un período de “Apocalípsis” porque sin coherencia ni equilibrio individual no existe orden colectivo. En efecto, en nuestros días sufrimos sus perjuicios por simple ignorancia de las leyes universales.
Los fenómenos fruto de esas leyes, que son descritos por científicos de nuestro tiempo, como Jean Pierre Garnier, descubren los secretos del desdoblamiento del tiempo y el espacio y los procesos del cambio galáctico.
“La fuerte explosión solar del 13 de marzo de 1989 acalló las risas pero no reavivó la curiosidad de los "graciosos". En efecto, esta explosión marcaba el cuarto del séptimo tiempo que conduce al final del desdoblamiento de los tiempos que nuestros antepasados llamaban naturalmente "el final de los tiempos". Si un ciclo solar separa los tiempos en pasado, presente y futuro -transcurriendo, recordémoslo, simultáneamente- es normal hablar de principio de la separación de los tiempos y del final de esos tiempos.
“Ese final se efectúa en seis períodos de treinta años y cada uno empieza y acaba con una explosión solar. Pronto y sin saberlo, llegamos al séptimo enfado de nuestro sol. Tal y como ocurrió en 1989, la explosión de agosto del 2003 fue ocultada por los medios de comunicación. Sin embargo causó la misma avería eléctrica sorprendente en Canadá y Estados Unidos. Sus dos réplicas en octubre cortaron la comunicación por radio durante veinte minutos y desencadenaron una aurora boreal visible en el ecuador: ¡lo nunca visto! Tuvieron que pasar cuatro años antes de que fueran admitidos públicamente los efectos de la explosión de 1989. ¿Tendremos que esperar a la siguiente explosión para entender la ocurrida en el 2003 que, desgraciadamente, ha llegado dieciséis años antes de lo previsto, lo cual disminuye peligrosamente nuestro potencial de supervivencia en el planeta?
Dice Garnier: “En 1998, unos experimentos me dieron por fin la razón. Una energía desconocida fue descubierta en el universo y la observación de la misma permitía decir que representaba el 66,6% de la energía total. Mi teorema relacionado con las tres energías de desdoblamiento fue por fin aceptado. Sin embargo, la teoría iba mucho más lejos, puesto que preveía una expansión del universo y su aceleración debido "al final (del desdoblamiento) de los tiempos". Ahora bien, todo eso ya fue observado en 1999. Los telescopios se volvían mis aliados. No paraban de descubrir planetas alrededor de las estrellas que se revelaban dobles (87% en nuestra galaxia). El agujero negro en el centro de nuestra Vía Láctea ya no se ponía en duda. Desde Einstein, éste era un postulado intocable. Menos mal que lo irracional está a menudo al lado de las críticas ¡ilógicas! En efecto, en el año 2003 se hicieron por fin oficiales nuevos experimentos científicos, que probaban la exactitud de mí demostración: la información entre elementos desdoblados o la energía necesaria para desplazarla, iba mucho más rápido que la luz”.
“Entonces surgía una pregunta fundamental: ¿no es el hombre el robot más eficiente? Si una importante propiedad del tiempo -por fin reconocida oficialmente por la comunidad científica, y que el mismo Eínstein ya había considerado- posibilita que una máquina sea independiente gracias al control del futuro, ¿por qué no se serviría el hombre de esa facultad de anticipación? La utilizamos de continuo, sin saberlo, pero tan mal que cansamos nuestro organismo y enfermamos, lo cual contribuye a desequilibrar la sociedad y el planeta. Sería mejor utilizarla ¡para recuperar el equilibrio perdido!” (¿?)