EDITORIAL
Una nueva etapa en el horizonte
Una nueva etapa en el horizonte
Estas elecciones pueden ser el parteaguas de la institucionalidad democrática porque sus resultados obligan a buscar nuevas formas de articulación política
Los resultados electorales obtenidos ayer y las reacciones de varios candidatos y operadores políticos, permiten estimar que se está abriendo en el país una nueva etapa que, sin descartar serios peligros y oscuros nubarrones, puede significar la renovación del sistema democrático y su proyección hacia el futuro.
La contundente victoria del presidente Morales (no así del MAS, diferencia que se debe hacer para realizar un correcto análisis) no sólo se la puede atribuir a su propio perfil en el que el simbolismo cobra mucha fuerza, sino a otros dos factores también importantes: la actuación de la oposición política en sus vertientes que se las puede denominar genéricamente de derecha e izquierda, y el uso de los recursos humanos y económicos del Estado en su propio beneficio, actitud favorecida por el Ministerio Público y los órganos Judicial y Electoral decididos a no obstaculizarla.
Sin embargo, particularmente este último aspecto, así como la convicción presente en la mayoría de la ciudadanía de que las reelecciones no son buenas y que ésta en particular vulnera la Constitución Política del Estado, se pueden convertir, en función a la situación económica que atreviese el país durante este tercer mandato, en instrumentos deslegitimadores que una victoria segura aunque no con los alcances logrados los habría eludido.
Más allá de toda especulación, dados el entorno internacional y las perspectivas económicas, lo cierto es que la gobernabilidad del país sufrirá un serio remezón que obligará a que las autoridades deban administrar el Estado en condiciones algo similares a las que tuvieron que hacerlo en el pasado.
Desde el lado de la oposición, resulta claro que aún han predominado los resabios del viejo sistema político-partidario y sus actitudes. Pero, al mismo tiempo, los datos muestran que donde más se ha afincado una línea opositora renovada es en las regiones donde están surgiendo nuevos liderazgos y nuevas formas de construir partido, novedades que sí pueden convertirse en proyectos alternativos que estableciendo articulaciones con proyectos similares en el resto del país puedan competir en mejores condiciones con el proyecto del MAS que, como se puede deducir del discurso pronunciado por el presidente re reelecto, ha decidido "aggiornarse" con los desafíos modernistas que lanzan los nuevos tiempos, muy por encima de las ideologías sectarias.
Así, estas elecciones pueden convertirse en el parteaguas de la institucionalidad democrática porque sus resultados obligan a buscar nuevas formas de articulación política para enfrentar los desafíos que el país y el mundo reclaman atender.
Para ello se requiere generosidad de parte de los líderes políticos. En varias entrevistas el presidente Morales ha remarcado su preocupación por la falta de sucesores. Pero, obviamente, esta correcta apreciación debería provocar, como lógica consecuencia, impulsar la aparición de éstos y no liquidar a quien pueda surgir, situación que también debiera revisarse en el campo opositor actual.
En la medida en que confluyan renovadas actitudes y organizaciones políticas con la irrupción de nuevos liderazgos políticos, se podrá seguir construyendo futuro, que es, en definitiva, el mensaje de la elección de ayer.
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