ESCENARIO GLOBAL
Fuertes tendencias hacia el cambio
Fuertes tendencias hacia el cambio
Alberto Zelada Castedo.- A diferencia de lo que ocurre en las denominadas “democracias autoritarias”, en aquellas que promueven y garantizan la pluralidad de opciones, los resultados de los procesos electorales son inciertos. Buen ejemplo de este aserto es lo que ocurre en los comicios en Brasil y Uruguay. En ambos casos, nadie se atreve a pronosticar quiénes serán los futuros presidentes ni tampoco si sus ciudadanos optarán por la continuidad o el cambio.
En el caso de Uruguay, después de las elecciones primarias, el pasado mes de junio, existía la sensación de que la coalición Frente Amplio (FA) tenía buenas probabilidades de conseguir un tercer mandato por otros cinco años en los comicios de este domingo 26. Al presente, el sentir de los ciudadanos ha cambiado de tono. A propósito de lo develado en una encuesta publicada a principios de agosto, un analista señaló que “lo que sorprende hoy es que la derecha”, por primera vez en diez años, supera a la izquierda en la preferencia del electorado.
Según aquel sondeo de la empresa Factum, el 42% se inclinaba por Tabaré Vásquez del FA mientras que el 44% lo hacía por los candidatos del Partido Nacional (PN) y del Partido Colorado (PC). Un 30% por Luis Lacalle Pou, candidato del primero, y un 14% por Pedro Bordaberry, candidato del segundo. Un 7% se mantenía indeciso y un 2% se inclinaba a votar en blanco.
Desde entonces, las tendencias no han variado significativamente. Con base en los resultados de un último sondeo de la empresa Interconsult, publicado el pasado fin de semana, se presume que el FA podría obtener entre 43% y 44% del total de votos, el PN entre 33% y 34% y el PC entre 14 y 15%. Por su parte, el Partido Independiente (PI) podría conseguir el 3.2% del total de votos.
Si este domingo se dan resultados en consonancia con las tendencias que reflejan las encuestas, la contienda electoral no se resolverá en una primera vuelta. Para que así sea es necesario que alguno de los candidatos obtenga más del 50% del total de votos. Por consiguiente, será ineludible ir a una segunda vuelta el domingo 30 de noviembre, para elegir entre los dos candidatos a presidente que obtengan el mayor número de votos y que, con toda probabilidad, serán Tabaré Vásquez del FA y Luis Lacalle Pou del PB. Si en esta segunda votación, la mayoría de los votos del PC se inclinan hacia el candidato del PN, el FA perdería el tercer mandato que busca.
Si bien la necesidad de una segunda vuelta está fuera de discusión, son menos firmes los pronósticos sobre si el ganador en la primera vuelta conseguirá un suficiente número de escaños en las cámaras de Diputados y Senadores como para gobernar con mayoría parlamentaria. En razón de los probables resultados ajustados entre el FA, por un lado, y el PN y el PC y, asimismo, de las posibles ganancias que obtendrían las formaciones políticas menores, como el PI, Unidad Popular (UP) y el Partido Radical Intransigente (PERI), varios analistas conjeturan que no es posible conseguir esa mayoría.
Para Francisco Faig, del diario El País de Montevideo, “lo más probable es que se acabe el ciclo de mayorías absolutas parlamentarias que caracterizaron a estas dos administraciones de gobiernos de izquierda”. Según señala otro comentarista, “la votación que registren los tres partidos menores resulta clave” para determinar si el más probable ganador –o sea el FA– contará con mayoría parlamentaria. En todo caso, es probable que se produzca una mayor fragmentación del electorado que lleve a la conformación de un congreso más plural, sin mayoría absoluta y forzado a trabajar con base en la negociación. En concreto, para el politólogo Daniel Chasquetti, si las seis fuerzas políticas que participan en las elecciones consiguen acceder al poder legislativo, se producirá una fragmentación como “no ocurre hace unos sesenta años en Uruguay”
En una primera aproximación a los posibles efectos de las tendencias del voto marcadas por las encuestas, algunos analistas presumen que el FA tendrá dificultades para conservar la mayoría absoluta en el congreso, así obtenga la mayor cantidad de votos en la primera vuelta. La suma de los votos de los dos principales partidos opositores, vale decir el PN y el PC, les otorgaría entre 52 y 54 diputados y entre 15 y 16 senadores. El FA, en cambio, pasaría a ser minoría en ambas cámaras con solo entre 45 y 47 diputados y entre 14 y 15 senadores.
Desde otra perspectiva, las elecciones en Uruguay, al igual que las elecciones en Brasil que en su segunda vuelta se llevarán a cabo el mismo domingo 26, son vistas como una señal de que en la región de América del Sur se advierten claros indicios de mutación en las orientaciones políticas que han prevalecido en el último decenio. Un agudo observador y experimentado político como el ex presidente Julio María Sanguinetti insiste en que “el próximo domingo puede resultar histórico”. “Si Aécio Neves gana la presidencia en Brasil y en Uruguay el oficialismo no pasa del 45% –dice– la virazón política abarcará a toda la región”, habida cuenta de que Argentina también se “encamina hacia la moderación”.
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