Miércoles, 22 de octubre de 2014
 

LIBERTARIA

La industrialización de Bolivia

La industrialización de Bolivia

Luis Christian Rivas Salazar.- Estamos soportando la quinta y última etapa del “Proceso de cambio”. Esta es la etapa de la industrialización del Estado y la búsqueda del poder económico; después de la primera etapa preelectoral antes del 2006, convencer con el discurso antimperialista, indigenista, ambientalista y de los oprimidos; segunda etapa de la Asamblea Constituyente; la tercera etapa consistió en consolidar el poder político sometiendo los otros órganos estatales al Ejecutivo, eliminando a la oposición, y la cuarta etapa con la búsqueda del poder cultural e ideológico.
En esta última etapa prevalece el interés económico, los negocios con los familiares y amigos, la prostitución de la economía y de los empresarios. Atrás quedó cualquier otro discurso indigenista o ecologista, en ese afán se busca acomodar a los conmilitones con comportamientos poco éticos donde surgen los privilegios, las prebendas, subvenciones, favoritismos, mafias, monopolios para los amigos.
El mercantilismo en su más pura esencia, es una ideología estatista que desde los siglos XV y XVIII tiene como principal objetivo maximizar el interés económico de los gobernantes. Para tal fin, existe un control sobre la producción, comercio y consumo tal como se proscribe en la Constitución Política boliviana, así se acumula riqueza sobre la base de los recursos naturales y con una fuerte carga impositiva en contra de los contribuyentes.
Pero este engendro, alimentado por los votos, está pariendo deformidades como Papelbol, una fábrica de papel instalada como si no hubiera papel, pero con un escándalo en su nacimiento. Este adefesio tiene cáncer de corrupción porque existe una denuncia en contra del encargado del parto, Eduardo Peinado, ex viceministro de Mediana, Gran Empresa e Industria, que está siendo procesado por daño económico, contratos lesivos, incumplimiento de deberes, enriquecimiento ilícito y negociaciones incompatibles con el cargo por un monto de 13,5 millones de dólares americanos desde el 2007 sin que hasta el presente se esclarezca este y otros casos similares sobre las otras empresas nacionales ¿Están funcionando? ¿Cómo están funcionando?
Las empresas públicas están compitiendo y destruyendo las empresas privadas, desde el transporte hasta el turismo. Poco a poco los tentáculos están cubriendo todos los espacios privados. Peor aún, bajo un comunismo camuflado, se están robando empresas; el Decreto 1754 crea las empresas sociales que, básicamente, son las empresas que han quebrado o están en proceso de venta y pasan a manos de los trabajadores, mejor dicho de sus dirigentes; cinco empresas privadas ya están en ese trance.
Lógicamente, las empresas se encuentran agobiadas por la administración tributaria, sistema de reparto, administradoras de pensiones, las rígidas leyes laborales a favor del empleado y las irresponsables medidas demagógicas del Gobierno como el doble aguinaldo.
También se destruyen los mercados para provocar intencionalmente la quiebra. Es el caso de Ametex, un emprendimiento que sobrevivía con las exportaciones a los Estados Unidos gracias a la Atpdea o Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas, llegando a exportar 150 toneladas de prendas el 2007 a 50 países; pero por motivos ideológicos de este gobierno, se cerró el mercado norteamericano junto con la pérdida de 3.900 empleos. Ametex murió y nació sobre su cadáver la bestezuela llamada Enatex, Empresa Nacional Textil, un chiste de empresa que ni siquiera logra seducir a los clientes plurinacionales.