Viernes, 24 de octubre de 2014
 

EDITORIAL

Una mirada a octubre

Una mirada a octubre



En octubre, en 1969 y 2003, el país vivió intensos momentos que de una u otra manera han marcado su devenir

El 17 de octubre de 1969, el gobierno del general Alfredo Ovando Candia nacionalizó la empresa Gulf, dando inicio a un período de bonanza económica muy similar al que ahora estamos viviendo, que fue aprovechado por las Fuerzas Armadas para prorrogarse en el poder hasta 1982.
Una figura fundamental de ese episodio fue Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuya actuación consolidó su proyección como uno de los líderes de la izquierda boliviana más carismáticos y cuya impronta en la vida política nacional hizo que fuera víctima de los sectores más regresivos del estamento militar, los mismos que acabaron asesinándolo en julio de 1980.
Históricamente, se trató de la segunda nacionalización del petróleo en el país. La primera fue luego de la Guerra del Chaco, cuando se expulsó a la trasnacional Standard Oil y se fundó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que cumplió un gravitante papel en el desarrollo del oriente del país y el mantenimiento de la burocracia estatal, en un proceso que se extendió hasta mediados de la década de los 90, período, empero, en el que convivió con empresas transnacionales invitadas a invertir en el país, entre las que destacó la Gulf.
Bajo la concepción de que esta empresa, que comenzó la explotación masiva del gas y construyó un gasoducto a Argentina, se habría convertido en un “súper Estado” se procedió a la nacionalización mencionada en un momento en que los precios de nuestros recursos naturales comenzaron a subir.
El otro hecho histórico, como fue la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, en 2003, también está ligado al tema de los hidrocarburos y la decisión, que fue ganando gran apoyo popular, de revertir el proceso de capitalización de las empresas estatales, particularmente YPFB. La denominada “Guerra del Gas”, que culminó con el derrocamiento de Sánchez de Lozada, abrió nuevamente un proceso renacionalizador, obviamente acorde a las exigencias nacionales e internacionales vigentes, que comenzó con una nueva ley de hidrocarburos, en actual vigencia, y su culminación el 1 de mayo de 2006, cuando el presidente Evo Morales, en un acto más simbólico que práctico, intervino, acompañado de efectivos de las Fuerzas Armadas, las instalaciones de Petrobras.
Aún la pasión domina cuando se hace referencia a estos dos hechos, entre los que media una distancia de 34 años, que tienen como factor detonante la producción y comercialización del gas; que se dan en momentos previos a una situación sin precedentes de incremento de precios de los recursos naturales, que son aprovechados por representantes de corrientes adversas.
Y cuando transcurra el tiempo es probable que se demuestre que más allá de las confrontaciones político-ideológicas, lo que guía a quienes han dirigido procesos de esta magnitud es la incesante búsqueda de un proceso de desarrollo integral y equitativo. (Reedición)