Viernes, 24 de octubre de 2014
 

BARLAMENTOS

El bypass a Bolivia en el tren bioceánico

El bypass a Bolivia en el tren bioceánico

Winston Estremadoiro.- El papel aguanta todo, reflexioné. Reportes del Presidente Evo dan cuenta que Perú ‘jugaba sucio’ en el proyecto de tren bioceánico que uniría el puerto de Santos, en Brasil, con el puerto peruano de Ilo, pasando por territorio boliviano, la ruta más corta. Perú y Brasil confabulaban para que el tren apenas tocase Bolivia en el hito tripartito de Bolpebra. El papel aguanta todo, más aun si por detrás hay móviles geopolíticos, políticos o propagandísticos, acoto. Lo primero subyace los acuerdos de 1992 con el Perú, de otorgar a Bolivia privilegios portuarios en Ilo por cien años. Daba la opción de impulsar el desarrollo del empobrecido sur del vecino país, al tiempo que nuestra patria seguía, como hipnotizada, el pendular vaivén chileno-peruano sobre el tema.
Lo político expresado en la megalomanía de un salvador de la patria, ansiando traer el mar no en su maletín como algún iluso diplomático nuestro, sino en chuspa de oclocracia ingenua que le hacía confiar en miles de chilenos clamando en un estadio ¡mar para Bolivia!, rompiendo tamborileos decimonónicos en el pecho de sus glorias militares ¿No refuerza la falta de credibilidad en nuestro país, si aparte de alguna chola mojándose los pies en agua salada, en más de 20 años no invierten ni en un espigón boliviano en Ilo?
Quintacolumnistas altiplánicos convierten sus poblados en enclaves matuteros, que inundan el país de fruta chilena regada con aguas desviadas del río Lauca, de ropa usada del odiado ‘imperio’ o de otros dispendiosos, de carros no solo usados sino ilegales al no tributar. Dedicados al contrabando, o al tráfico de drogas, muchos otrora indios, luego campesinos, luego originarios, ya no cultivan alimentos; ¿para qué, si rinde más matutear combustibles bolivianos y contrabandear hortalizas y frutas peruanas? Valen más sus papeletas electorales que sus atentados contra la economía.
Propaganda demagógica es anotar que urge romper la dependencia del puerto de Iquique, de cuya Zofri llega la avalancha de contrabando a Bolivia; de instalaciones portuarias insuficientes y poco confiables en Arica, que maneja el mayor porcentaje de las exportaciones bolivianas. Y otra vez Ilo. Se deben reír los cancerberos chilenos y los porteros peruanos en sorna de este país de mucho hablar y poco hacer.
Por lo dicho, aparte de lo inconveniente que un primer mandatario boliviano despotrique contra Perú y Brasil por urdir un bypass a Bolivia del ferrocarril bioceánico, ¿no es comprensible que lo hicieran? Ya el Presidente fue el convidado de piedra en obras de la carretera Brasil-Perú que tiene el mismo fin, y que rozaba Bolivia por Bolpebra. Chile ha construido un megapuerto en Mejillones, confiado en el volumen de comercio del sur brasileño que transitará por bypass a Bolivia por el norte argentino. En casi una década de que defenestraran a mi amigo José María Bakovic del ente institucionalizado de caminos, el avance en corredores de integración bioceánicos marcha a paso de tortuga: ¿incluirá ramales carreteros alternativos que no sean bloqueados por cocaleros? Para qué hablar de ferrocarriles transoceánicos...
Y es que el país duerme el sueño iluso de no tener idea de la magnitud del problema, que no es que se reemplace puertos chilenos por peruanos o que Ilo acomode el 95 por ciento del transporte marítimo de Bolivia que hoy transita por Arica. El problema es que Brasil, en volúmenes inmensos, necesita llegar a puertos del Pacífico en camino a mercados asiáticos. Lo hará a través de Bolivia, o rodeando tan conflictivo país.
Yo volveré a creer, si salimos del intríngulis en que nos ha metido una política exterior sin rumbo en manos de un yatiri aymara, y un mandatario megalómano con las prioridades nacionales distorsionadas. Esto también va para el sueño de convertir a Bolivia en corazón energético de la región, exportando a la Argentina o a Perú y Brasil, que no creen en la estabilidad del país. ¿Cómo, si los eventuales compradores de energía no confían en el proveedor?