Miércoles, 29 de octubre de 2014
 
Jorge Siles Salinas, un hombre de bien

Jorge Siles Salinas, un hombre de bien

Gastón Solares Ávila.- Esta columna está dedicada hoy a Jorge Siles Salinas, recientemente fallecido en su ciudad natal, la Paz, vinculado también a familias chuquisaqueñas porque su padre, don Hernando Siles Reyes, ex presidente de la República, nació en Sucre. La inexorable muerte se llevó a un historiador, diplomático, profesor, político, periodista; es decir, a un hombre múltiple, pero sobre todo a un hombre de bien, que honró al país.
Su actividad política le ocasionó el exilio en más de una oportunidad. Sus estudios universitarios los hizo en la Universidad Mayor de San Andrés, de la que después fue su Rector, pero también estudió en España con su hermano Luis Adolfo que, como el padre de ambos y como el otro hermano, Hernán Siles Suazo, fue también Presidente de Bolivia. A esa estirpe perteneció este hombre cuya partida siente con profundo sentimiento todo aquel que lo conoció.
Fue miembro distinguido de Falange Socialista Boliviana, el partido opositor al Movimiento Nacionalista Revolucionario en cuya condición escribió en 1955 el libro “La Aventura y el Orden” en el que, como en otros, refleja su crítica al gobierno de la llamada “Revolución Nacional”. La grandeza de su espíritu y su amor a la Patria se prueba en muchos hechos pero, especialmente, en haber aceptado precisamente del gobierno del que fue adversario, el cargo de Cónsul General en Santiago, durante el gobierno de Víctor Paz Estensoro en 1986.
Estuvo muy vinculado a Chile porque durante varios años fue catedrático en la Universidad Católica de Valparaíso y en la Universidad Católica en Santiago, ciudad en la que conoció a la historiadora y distinguida dama doña María Eugenia del Valle con quien se casó y tuvo cuatro hijos. En su libro “Sí, el mar”, afirma que se animó a aceptar la representación boliviana “por el conocimiento que tenía de la gente chilena, de su historia, de su manera de comprender a los bolivianos y porque estaba seguro de que el pueblo chileno, movido por sus indudables virtudes, acabaría por entendernos”.
Escribió cerca de veinte libros y muchos ensayos y notas, así como varios prólogos. Quizá el más destacado es el que corresponde a la obra escrita por don Alfonso Crespo Rodas, titulada “Hernando Siles, el poder y su angustia”, en la cual está la cita de Franz Tamayo: “Toda altura es funesta. O es pedestal de gloria o es peana de Suplicio”, que de alguna manera se mantiene presente en las 350 páginas posteriores al prólogo que sólo puede escribir un hombre amante de la historia, de la verdad, de su familia y especialmente de su padre.
Su libro “Historia de la Independencia de Bolivia” dedicado a su primera esposa, es una demostración de su admiración por el proceso independentista y de su conocimiento profundo de los sucesos desde la colonia y desde la creación del Virreinato del Río de La Plata.
A este admirador de Sucre, a este amigo que me distinguió y me honró con su amistad a pesar de los más de 15 años que nos separaban en edad, rindo un afectuoso homenaje escribiendo estas líneas sobre su vida y revisando los libros que me enviaba con emotivas dedicatorias llenas de frases generosas que no merezco. Saludo a sus hijos, fieles herederos de las cualidades de su padre y a su segunda esposa, doña Rosario Salinas Estensoro, que desde 1996, lo acompañó en la etapa que termina en el ocaso. Ellos y sus amigos sabemos que a Jorge Siles Salinas, ni la muerte pudo quitarle lo que en vida ganó: el afecto y admiración de quienes lo conocimos.