CARA O CRUZ
Para que un Presidente pase a la historia
Para que un Presidente pase a la historia
Raúl Peñaranda.- ¿Cuántos años se necesita estar en el poder para pasar a la historia? ¿Cinco como Nelson Mandela u 11 como Margareth Thatcher? ¿Dos como John Kennedy o 12 como Franklin Delano Roosevelt? ¿Cinco como José Mujica o 14 –o 19, o 24– como Evo Morales?
No siempre las gestiones presidenciales más largas son las que mejor se recuerdan. Mugabe tiene 90 años y ha ganado (por lo menos eso dice él) todos los comicios desde hace 34 años. Aprobó la reelección indefinida al terminar su tercer mandato. Actualmente dirige su séptimo período presidencial. Su vecino sudafricano, Nelson Mandela, fue como él un líder revolucionario, un liberador de los pueblos de África, un luchador contra el colonialismo europeo. Pero Mugabe no quiso irse. Tiene 90 años y ha dicho que espera volver a presentarse en los comicios previstos para el año 2018, cuando tenga 94. A su muerte, todos creen que será sucedido en el Gobierno por uno de sus colaboradores, muchos de los cuales llevan en el gabinete los mismos 34 años que Mugabe está en el poder.
No sólo en África están los líderes que se reeligen indefinidamente: el argentino Martín Caparrós lo puso muy bien: “en América Latina, la figura del dictador tradicional ha sido reemplazada por la realidad del presidente democráticamente elegido que no soporta la idea de dejar de serlo”. Evo no piensa en bajarse del tren, lo mismo que Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua y, en su momento, Chávez en Venezuela. La tentación de seguir aferrado al cargo es muy grande y si las instituciones son débiles, los presidentes harán todo lo posible por cambiar las reglas y quedarse. Álvaro Uribe también intentó torcer la ley para ir a un tercer mandato pero la Corte Suprema de su país se lo negó. Esas mismas cortes permitieron reelecciones en Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Sabemos que Mandela pasará a la historia como uno de los personajes centrales del siglo XX, el hombre del diálogo, de la reconciliación, de la paz. Mugabe pasará como el corrupto dictadorzuelo que es, una sanguijuela que no tiene ya ni rastros de su espíritu revolucionario de fines de los 70. Está hinchado en plata y se ha cebado con la sangre de sus opositores. Miles de ellos han muerto durante su mandato.
Tampoco es justo tomar al mejor líder mundial del siglo XX y compararlo con uno de los peores. Pero sí es cierto que, pudiendo reelegirse, Mandela prefirió no hacerlo. Y vivió todavía 14 intensos años más, con la misma austeridad que tuvo durante sus 27 años de injusto encierro.
También ha habido líderes de larga permanencia en el poder que se recuerdan hasta hoy como trascendentales. Todos ellos pertenecen a países de sistema parlamentario, donde la reelección indefinida es permitida puesto que el Congreso puede echarlos cuando quiere. Solo en algunos países de África, y ahora de América Latina, existen regímenes presidencialistas en los que se permite la reelección indefinida.
Volvamos al principio. ¿Pasan a la historia como grandes estadistas quienes están más o menos tiempo en el poder? Si Juan Manuel Santos logra la paz en Colombia, sus ocho años serán más que suficientes para alcanzar la gloria. Lula Da Silva, con su Gobierno popular y su apego a reformas sociales, también tuvo suficiente con ocho años. Y si Michelle Bachelet consigue la educación gratuita en su país, quizás sea el personaje del siglo XXI para los chilenos. José Mujica, por su parte, va a gobernar solo cinco años pero en ese período legalizó la marihuana, el matrimonio homosexual y el aborto. Puso a su país en la vanguardia internacional. Se lo rumoreó, con chances ciertas, para recibir el Premio Nobel de la Paz. Solo cinco años...
Evo Morales también entrará a la historia como uno de los líderes indígenas y populares latinoamericanos más importantes. Pero su régimen tendrá la misma curva que el de los otros regímenes extensos. Se empieza bien, luego se sube y, en algunos casos, como Mugabe, se cae al abismo del desprecio internacional. Dependiendo de la decisión que tome Morales en 2019 veremos si tendrá más chances de ser recordado como Mandela o como Mugabe.
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