ENTRE COLUMNAS
Perú insiste en robar
Perú insiste en robar
Rodolfo Mier Luzio.- Me hubiera gustado usar otro término para referirme a lo que pretende la República del Perú, pero esa actitud machacona de querer apropiarse de las tradiciones, cultura y folklore de Bolivia en general y de Oruro en particular, se ha convertido en una inquietud enfermiza, que se repite cada cierto tiempo; pero cada vez con más frecuencia. El incentivo que tienen los peruanos, especialmente los de Puno, es la total indiferencia de las autoridades del Ministerio de Culturas, ante estos hechos de imperdonable abuso contra nuestras manifestaciones folklóricas.
Este es un tema que debe manejarse de Estado a Estado; por eso, cualquier reclamo de las autoridades locales bolivianas, no surtirían ningún efecto, por estar en manos del Poder ejecutivo y, tal vez, una gestión seria del Órgano Legislativo; ahora, en manos de gente que, en su momento, renegó ser orureña.
Y nada sería el hecho de querer apropiarse de nuestras manifestaciones, sino que los peruanos van más allá y tramitan ante la UNESCO el título de Obra Maestra, para la fiesta de la virgen de La Candelaria de Puno-Perú.
Según las autoridades de la Alcaldía y nuestro propio entender, el Carnaval de Oruro es la única festividad de estas características que tiene este nombramiento por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco); por lo tanto esa organización internacional no puede otorgar el mismo título a dos manifestaciones iguales; porque la de Puno no es más que un robo de lo que se vive en el Carnaval de Oruro; es un plagio indecente que debe terminar, para que no se convierta en una mala costumbre de la poca imaginación peruana. No tienen idea que las manifestaciones folklóricas y culturales no pueden ser robadas, son el producto de un proceso cultural de meses, años y hasta siglos, que se plasma en la identidad de los pueblos y, justamente, por eso no puede ser susceptible de plagio y cuando se pretende ser utilizada se convierte en una caricatura grotesca, de nuestro folklore, como sucede también en el norte de Chile.
Perú no puede alegar que ambas son de nacionalidades aimaras afines, pero se olvidan que son diferentes en su cultura. Nosotros, por ejemplo, no bailamos “la marinera” ni “El Trote”. Aquí, eso de la soberanía de los pueblos no tiene nada que ver. Eso déjenlo a los políticos; el espíritu de los pueblos está en su cultura, sus costumbres. Lo otro es político.
Por lo menos...esa es mi opinión.
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