RAÍCES Y ANTENAS
¿Se terminó el presterío del consumo?
¿Se terminó el presterío del consumo?
Gonzalo Chavez A..- Desde una perspectiva histórica, el periodo 2006 – 2013 podría ser recordado como un episodio de extraordinaria bonanza externa que generó una gigantesca burbuja de consumo interno, que embarcó a la economía boliviana en el espejismo de la riqueza de corto plazo, pero que no generó desarrollo productivo sostenible.
En efecto, en estos más de ocho años, los ingresos por exportaciones se incrementaron en torno a los 50 mil millones de dólares, resultado de la subida significativa de los precios del petróleo (74%). Cabe recordar que el precio del gas natural está indexado al valor del oro negro, por lo tanto, también subió en la misma proporción. Los aumentos de los precios de minerales también fueron extraordinarios, así la plata (226%), el oro (217%), el estaño (202%), el plomo (120%) y el zinc (38%) escalaron al cielo. El precio de la soya se incrementó en 132% entre el 2006 y 2013. Huelga enfatizar que todos estos productos representan cerca al 80% del total de exportaciones y son uno de los dínamos que han impulsado el crecimiento económico de los últimos años.
El otro dínamo, sin duda alguna, es la demanda interna impulsada por la inversión y gasto público. Pero es importante recordar que la gasolina para impulsar el motor domestico proviene también del sector externo. El 50% de los ingresos del Gobierno se origina en los impuestos a los hidrocarburos. La fiesta de la burbuja interna impulsada por los bonos, el gasto corriente y las inversiones en infraestructura sólo fueron posibles gracias al súper ciclo de precios de las materias primas.
A partir del segundo semestre del 2014, los precios de los minerales y del petróleo comenzaron a caer colocando en riesgo el boom del consumo. En este domingo exploremos los alcances mundiales y nacionales de la reducción del precio del petróleo en un 25% desde junio de este año.
Después de la crisis económica del 2008, el precio del petróleo a nivel mundial estuvo en torno a 100 dólares el barril. En el 2011, llegó a sobrepasar los 115. ¿Por qué la reducción del valor del crudo en la actualidad? Según la revista The Economist, la explicación puede tener un abordaje de corto plazo y también tiene que ver con mudanzas estructurales en el mercado del energético. En una perspectiva coyuntural, la explicación de la contracción del precio es una combinación de: 1) Exceso en la oferta. El más grande productor de crudo en el mundo Arabia Saudita no ha bajado su producción como tampoco lo ha hecho el Estado Islámico que controla varios pozos petroleros en Irak. Además, sorpresivamente, países como Libia han vuelto a producir para el mercado mundial. 2) Desaceleramiento no previsto de la demanda. El crecimiento de la economía mundial fue más lento de lo proyectado, lo que se tradujo en una menor demanda por energía.
En una perspectiva más de largo plazo, estaríamos frente a una transformación del mercado del petróleo, donde la OPEP tiene cada vez menos peso y Estados Unidos se ha convertido en un actor central de la oferta del petróleo y gas natural de esquisto (shale oil y el shale gas), lo que afecta los precios del oro negro. Estados Unidos ha podido aumentar su producción de petróleo a un ritmo anual de 1,3 millones de barriles diarios desde 2011 gracias a los avances tecnológicos, como la fractura hidráulica. En estas nuevas condiciones los precios del petróleo deberían fluctuar entre 70 y 90 dólares el barril.
¿Que impacto tendrá en el mundo y en Bolivia la bajada del precio del petróleo? Para los países exportadores, el impacto es negativo y generalmente se traduce en crisis fiscales, estas economías no pueden mantener sus niveles de gastos e inversiones. Para los países importadores, una contracción del precio del crudo ahorra recursos, corrige desajustes en la balanza comercial y disminuye la presión inflacionaria. Es decir, si se mantuvieran precios más bajos de la energía, la economía mundial podría recuperarse más rápidamente.
En el caso boliviano el impacto también es mixto, aunque el lado negativo podría ser mayor. El golpe positivo es que con precios más bajos del petróleo, se pagará menos por el diesel importado y bajarán los subsidios a los carburantes. Entre tanto, si se mantiene una reducción del 25% en el precio del crudo, esto impacta directamente en el valor del gas natural. Aquí vale la pena recordar la fórmula de precios de la venta de este energético a Brasil es un promedio ponderado de tres tipos de petróleos (Pg = 0,33 Pa + 0,33 Pb + 0,33Pc) y tiene la propiedad de atenuar las caídas, porque los reajustes se hacen cada cuatro meses. Ahora bien, supongamos que reducción del precio del gas es de 25%. En el 2013, las exportaciones del energético estuvieron en torno de 6 millones de dólares, es decir, si el precio más bajo se mantuviera por más de un año, la economía boliviana recibiría unos 1,500 millones menos por periodo. La buena noticia es que el Banco Central podría usar parte de las reservas internacionales que ayudarían tal vez un par de años, pero ciertamente se producirían desajustes fiscales y como es difícil, desde el punto de vista político, cortar bonos, es posible que se sacrifique inversiones o que se tenga que aceptar un mayor déficit publico.
Un efecto más de largo plazo, es que un precio menor del petróleo crea nuevas condiciones el mercado del gas natural, que ciertamente afectarán la negociación con Brasil, cuyo tema crucial será el precio.
Al parecer, todo indica que estamos al inicio del fin del súper ciclo de precios de las materias primas. En este nuevo contexto el precio del gas podría ser entre 10 y 25 % menos que en el pasado y si el valor de los minerales también sigue a la baja la fiesta del rentismo, el presterío del consumo tendría sus días contados.
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