Domingo, 9 de noviembre de 2014
 

LA NOTICIA DE PERFIL

La cocaína nuestra de cada día

La cocaína nuestra de cada día

Paulovich.- “Estás triste, negro, dime pues por qué, estando a tu lado tu negra adoradaaa…” Esa copla popular me la cantó burlonamente mi Pariente Espiritual al verme la otra mañana triste y preocupado por la futura suerte de nuestro país ante la baja de los precios del petróleo, del estaño y de otros minerales en el Mercado Mundial.
Al notar que ni su copla ni su sonrisa habían mellado mi tristeza, la cholita me dijo: “No se preocupe, compadrituy, ¿acaso ha visto usted signos de preocupación en los rostros de nuestro Presidente Vitalicio, o del Vicepresidente Alvarito, o del Ministro de Minas o del Ministro de Economía Arce Catacora ante la baja en los precios que a usted lo hacen lagrimear…? No, compadrito, los mencionados siguen rozagantes y risueños, el Evo se va a Italia, vuela a Viena y cuando se juntan cranean cómo harán el próximo “chanchullo” para ganar en las próximas elecciones, mientras el resto de sus partidarios siguen gozando de la “dolce vita” en todo el territorio nacional”.
Traté de explicarle a mi comadre las razones de mi preocupación porque desde niño sé que la felicidad o infelicidad de los bolivianos dependen del petróleo y los minerales que exportamos.
Después de oírme con atención, Macacha se puso seria y me pidió que la escuchase con atención: “Sabe usted compadre, que en los pocos años que trabajo con usted, yendo y viniendo de Cochabamba y leyendo para usted todos los periódicos y conociendo en todas nuestras ciudades los nuevos ricos que adquieren bellas casas y apartamentos en los nuevos edificios, me he dado cuenta de que ninguno de esos nuevos ricos vive de la exportación de nuestro estaño ni de nuestro gas ni de nuestro petróleo; todos viven de la producción y del tráfico de la cocaína. Cuyo precio no se cotiza en las Bolsas de Nueva York; como usted ya es viejito no ve estas cosas, pero yo que soy “chaskañawi”, las veo más claramente que usted.
Por eso, compadrituy, la baja en los precios del petróleo y de algunos minerales no le hace mella ni los inquieta a nuestros gobernantes que saben que en Bolivia y su boyante economía no nos pasará nada malo, mientras sigamos produciendo cocaína y la sigamos exportando al mundo bajo la vista gorda de nuestros países limítrofes. Bajé la cabeza y me rendí ante las explicaciones claras y rotundas de la cholita que es mi discípula en periodismo y también mi maestra en su actual conocimiento de Bolivia y el mundo.
Cuando me aprestaba a agradecerle por ayudarme a ver la realidad política y económica del país donde vivimos, la modesta cholita de Quillacollo me mostró uno de los periódicos más importantes del país, el cual abría su página primera con un titular que decía: “La droga confiscada en diez meses supera la droga incautada en 2013”.
Macacha me dijo sonriendo triunfalmente: “Eso quiere decir, compadrituy que mientras millones de giles estuvimos ocupados en hacer elecciones presidenciales, los narcotraficantes bolivianos y extranjeros fabricaban y exportaban pichicata con alegría y afán, igualito que hoy”.