Miércoles, 19 de noviembre de 2014
 
El festival de Homero Carvalho

El festival de Homero Carvalho

Edmundo Paz Soldán.- Si es verdad que el pez por la boca muere, entonces Homero Carvalho ha estado muriendo esta semana cada vez que ha abierto la boca. En vez de ir al grano y asumir la culpa en torno al burdo intento de censura a los escritores Wendy Guerra y William Navarrete, Homero ha preferido denigrar a todo el que pase por su lado y tratar de meternos a todos en su baile.
Usando un lenguaje que creíamos superado, llamó a los escritores cubanos “ratas” y “gusanos”; en una nota publicada en LetraSiete sobre el festival, se molestó con los escritores jóvenes que supuestamente no lo saludaron, como si ya hubiera estado ahí su ojo censor, pendiente de quiénes le hacen la venia y quiénes no, y amenazó en una entrevista con no volverlos a invitar a sus eventos, como si él fuera quien dicta el movimiento cultural en Santa Cruz; en una entrevista en El Deber, llamó a estos jóvenes “parricidas”, sin preguntarse por qué será que ninguno de ellos lo cita o lee. Para colmo se ha montado una teoría conspiratoria propia de la Guerra Fría, en la que los festivales cruceños se planean en cócteles en Miami, con la asistencia de la CIA y Sánchez Berzaín. El siguiente paso será decir que Obama ha estado detrás de su decisión de no cederles la palabra a los escritores cubanos.
Es cierto que me invitaron a formar parte del comité organizador, en un café en Santa Cruz y no en un cóctel en Miami, pero no acepté porque logísticamente me era complicado ya que no vivo en Bolivia. Entonces me pidieron que los ayudara sugiriendo nombres de invitados nacionales, porque APAC ya tenía hecha la lista de invitados extranjeros, y con la conformación de las mesas y temarios de discusión, y lo hice con gusto (de paso, pude sugerir a cuatro escritores extranjeros). Solo fui a una reunión, y ahí vi a Homero. No he tratado de deslindar responsabilidades sino de decir lo que ocurrió; si yo hubiera sido parte del comité organizador, me habrían consultado sobre el tema de la censura y me habría negado a ello. Homero, curiosamente, ha desempolvado un gesto censor que ni siquiera creo que esté entre las prioridades de este gobierno (he criticado varias veces al gobierno y nunca he sentido ningún asomo de censura).
No se trata de vencer sino de convencer. Con sus explicaciones, Homero no ha convencido a nadie más que a los que ya estaban convencidos de antemano. No ha actuado como escritor, y como funcionario también ha fallado, pues le ha hecho un flaco favor a APAC y se ha hecho un flaco favor a sí mismo y a la fundación cultural que él dirige. También le ha hecho un flaco favor al país, pues hemos estado durante una semana en las noticias por las razones equivocadas. No costaba nada admitir un error con hidalguía, se hubiera ganado el aplauso de todos. En vez de eso logró que durante una semana solo se hablara de él y se echara por la borda todas las buenas cosas hechas por APAC durante el festival, como la impecable logística, el diálogo entre autores bolivianos y extranjeros, el excelente nivel de las mesas de discusión. Ahora resulta que según él la popularidad de una causa se constata a través de “likes” en Facebook. Yo prefiero quedarme solo a apoyar cualquier acto de censura.