¿Ideología centralista?
¿Ideología centralista?
Juan José Bonifaz B..- José Luís Roca en su “Fisonomía del regionalismo boliviano” afirma que la historia de Bolivia no es una historia de la lucha de clases, sino la historia de las luchas regionales, de cuya lucha resulta siempre una partidocracia astuta y ganadora, dirigida por ideólogos del centralismo.
Bolivia, esta conformada por la suma de tres ecosistemas claramente diferenciados, la cuenca platense, la amazónica y el altiplano. Un fenómeno inducido por el centralismo, ha sido la concentración del poder primero en el Norte, y después en un “eje central” constituido por las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, donde se concentra la mayor proporción de la actividad económica formal, informal y corrupta.
Entre tanto, el “eje Sudeste” (Charcas) la zona potencialmente productiva, con el Mutún, la agroindustria, los hidrocarburos y la riqueza minera, orientadas al exterior por los puertos bolivianos hoy chilenos, hacen de Bolivia solo una vía de tránsito precaria para el transporte por carreteras y ferrovías para mercancías producidas e importadas de Brasil, Argentina, Perú y Chile; aunque últimas inversiones, dejan -país de contactos Bolivia- al margen de los corredores que pasan directamente de Brasil a Perú, y de Brasil a Chile. (¿?)
Uno se pregunta: ¿Qué política internacional es aquella que se traduce en contactos directos con sectores sociales del mundo, con encuentros deportivos internacionales y siempre con los ideológicamente semejantes, y cuyos resultados son el gradual aislamiento y el efecto negativo sobre los intereses nacionales?
La paradoja es que esta región –Sudeste- no ha jugado nunca su destino histórico, sigue subsidiando al poder político, mientras es irracionalmente confrontada por intereses risibles de corto plazo. Es tiempo de ver el futuro, tenemos retos gigantes como vencer las seculares asimetrías internas; cómo construir una nación desde sus fuentes primigenias, confrontar intereses de regiones generadoras de la riqueza, con las que solo reciben beneficios del poder coyuntural, debemos apoyar responsablemente la autonomía y el pacto fiscal, aunque somos pesimistas de sus resultados.
Las autonomías y el pacto fiscal como aspiración nacional, han sido sistemáticamente postergadas pese a la demanda de la mayoría boliviana, identificada con la fe cristiana, una lengua común y, una cultura hispanoamericana; frente a políticos extremistas, que representan ideologías que no dan respuestas en la practica, que cultivan oportunismo, expertos en simulacros y estrategias que no cambian nada.
Así nuestra historia política, vive salpicada de inestabilidad, ignorancia y avasallamiento; somos el resultado del fracaso de la soberanía latinoamericana global; un producto de la frustración de Bolívar, Sucre y San Martín y, de todos los que murieron asesinados abandonados y traicionados. Bolivia parece gobernada por sus enemigos. No hemos conseguido crear una estructura racional, que nos convierta en un país civilizado y coherente. ¡Bolivia tiene que pedirse perdón a si misma, por ese afán político destructivo y suicida!.
Para comprender el “ser boliviano” en toda su dimensión, es necesario observar el santuario de las civilizaciones perdidas, las culturas precolombinas, la conquista, civilización y la rota herencia cultural de Grecia, así como el atraso en la ciencia y la tecnología de nuestro tiempo.
Bolivia nace de los flujos de producción, consumo, fuerza de trabajo, intercambio de mercaderías y conocimientos, de la estructura económico-social y, los aspectos político–institucionales predominantes en Charcas. De ese modo, es heredera de una cultura que mezcla, los encuentros y los choques de varias civilizaciones. Aquí, se conservó una proporción de indios en el área rural marginados y desprotegidos –sometidos a diferentes formas de servidumbre- entre tanto que las ciudades, se poblaron de mestizos, que manejaron y manejan la gestión pública, sin una comprensión cabal de los verdaderos objetivos y valores acordes a las necesidades nacionales; sumándose finalmente a éstos los caciques rurales valorizados.
|