ENERGÍA E HIDROCARBUROS
Dos mil razones Vs 2.000 millones de bolivianos
Dos mil razones Vs 2.000 millones de bolivianos
Carlos Miranda Pacheco.- La política energética de este Gobierno tiene muchos errores y pocos aciertos. Ahora –a la tonada de 2.000 millones de bolivianos– parece estar con la intención de producir electricidad con energía atómica.
Pero antes de proseguir, una aclaración estimado lector: la información oficial es confusa, hace una mezcla del uso de energía atómica para fines pacíficos (medicina, agricultura, etcétera) con la generación eléctrica termonuclear. El objetivo del Gobierno es una o más plantas eléctricas termonucleares. Por lo tanto, un poco de historia sobre ellas.
La planta termonuclear de electricidad que dio nacimiento a esta actividad comercial fue puesta en operación en 1954 en Obninsk, Unión Soviética. Estados Unidos tomó la delantera y, para 1979, contaba con 104 plantas en operación y 87 en planes y/o construcción.
Ese año, en las centrales de Three Mile Island se sufrió una fuga de radiación. Afortunadamente, pudo ser controlada. Pero el incidente desató una campaña mayoritaria contra ese tipo de generación eléctrica en Estados Unidos. Desde esa época no se han autorizado ni construido nuevas centrales termonucleares en Estados Unidos.
El incidente de Three Mile Island pasó al olvido rápidamente. La actividad continuó con un nuevo vigor hasta el fatídico año 1986, cuando en Chernobyl, de la URSS entonces, ahora República de Ucrania, se perdió el control en dos de los reactores, quedando toda la planta también descontrolada. A las pocas horas explotó emitiendo nubes radioactivas que afectaron, no sólo el área de la planta, sino que llegaron, inclusive, hasta Noruega, esterilizando áreas que por cientos de años no podrán ser nuevamente utilizables.
El desastre causó la pérdida de muchas vidas y afectó otras tantas con terribles enfermedades. Tornó inhabitable el pueblo construido para albergar a los operadores y sus familias.
Este desastre afectó todos los planes en el desarrollo de la industria nuclear hasta los primeros años del siglo XXI, época en la cual se renovó la actividad, que fue interrumpida en marzo de 2011 por el accidente-desastre en Fukushima Daiichi, en Japón.
Esta central eléctrica termonuclear sufrió el embate de un terremoto seguido por el tsunami provocado por el fenómeno anterior, ocasionando el cierre de todas las centrales termonucleares en Fukushima y la revisión total de todas las plantas en Japón, quedando planes y construcción suspendidos por tiempo indefinido. En estas circunstancias, un breve examen global de la industria: todas las plantas en operación, planes y construcción de las mismas están siendo objeto de revisión por lo sucedido en Fukushima. China ha suspendido licenciar y construir nuevas plantas y congelar las nueve que tiene en construcción.
Adicionalmente, Estados Unidos mantiene su decisión de no construir nuevas plantas y Alemania, Italia y Suiza de retirar de servicio las plantas termonucleares que tienen hasta 2025.
Con estos antecedentes, debemos preguntarnos por qué queremos contar con energía eléctrica termonuclear.
Naciones pequeñas como la nuestra escogen esta ruta cuando, por diferentes razones, han llegado a la conclusión que la núcleo electricidad es la última alternativa. Ése no es nuestro caso, porque tenemos un gran potencial hídrico, geotérmico, solar, eólico y otros para generar electricidad.
El tema es extenso y sobrepasa el espacio asignado a esta columna, pero para finalizar dos últimas observaciones.
Antes de continuar haciendo castillos en el aire, sugiero que las autoridades respectivas se interioricen del Tratado de No Proliferación Nuclear, del cual somos parte. Los conceptos de soberanía energética que tan orgullosamente ahora se blanden quedan pulverizados por ese tratado. La núcleo-electricidad es demasiado cara para exportar. No habría país en Sudamérica que esté dispuesto a importarla, salvo que estuviese subvencionada.
Final de finales. Sugiero aprovechar esta pausa mundial y destinar una décima parte de los 2.000 millones de bolivianos para reforzar estudios de física nuclear en nuestras universidades y mayor promoción de la energía eólica, solar y geotérmica.
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