EDITORIAL
Batallas que Bolivia pierde contra el VIH/sida
Batallas que Bolivia pierde contra el VIH/sida
Nuestro país figura entre los que dan más motivos para la preocupación. Contra la tendencia global, mantiene un alto ritmo de expansión del mal
Ayer, 1 de diciembre, como viene ocurriendo todos los años desde que en 1988 se reconoció al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y su consecuencia, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), se volvió a destacar a este problema de salud como el más grave que ha enfrentado la humanidad durante muchas décadas.
Bolivia es uno de los países que más motivos tiene para la preocupación. Es que según los más recientes informes del Programa Nacional de ITS/VIH/Sida, nuestro país sigue ocupando un lugar destacado entre los que peores resultados obtienen en su lucha contra el mal. Así lo indica, entre otros, el dato según el que desde hace ya muchos años se mantiene un ritmo de incremento de más de 25 por ciento anual, lo que va contra la tendencia global.
Según el más reciente informe, se han registrado a nivel nacional 10.580 casos desde 1984 hasta finales de 2013, pero la estimación del Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH y Sida (Onusida) calcula que la cifra correcta es de por lo menos 16.000. Es que según muchos indicios, las estadísticas oficiales estarían subestimando la incidencia del mal porque los sistemas de control y relevamiento de datos están entre los más precarios del mundo.
Además de lo poco fidedignos que son los datos estadísticos, son muchas las dudas sobre la manera como están siendo administrados los pocos recursos disponibles. Los datos oficiales indican que el Tesoro General de la Nación, a través del Viceministerio de Salud y Deportes, destinó para la atención de personas con VIH/Sida Bs 5.200.000 para la gestión 2014, de los que el 88 por ciento han sido destinados a la compra de medicamentos, insumos y reactivos. Según las instituciones y organizaciones que trabajan en la lucha contra el sida, ese monto es insuficiente, lo que ocasiona una deficiente labor en todos los frentes. A ello se suma la poca disposición de los gobiernos departamentales y municipales a invertir recursos económicos en campañas de atención y prevención del VIH/sida.
Para agravar el panorama, muchos informes confirman que algunas autoridades del Gobierno central se han dado a la tarea de interferir el trabajo de organizaciones privadas, con el afán de centralizar a través de la burocracia estatal la recepción y administración de recursos provenientes de organismos internacionales e instituciones privadas. Es esa manera de actuar la que está a punto de privarnos del apoyo económico del Fondo Mundial, institución que provee de más de 40 millones de dólares.
El resultado de tan deplorable situación es que Bolivia figura entre los países con más motivos para la preocupación. Es uno de los pocos países que no logra disminuir el ritmo de expansión del mal, que sigue siendo de más del 25 por ciento anual, lo que da cuenta de graves deficiencias en las políticas preventivas. Pero lo peor no es la tendencia negativa de los últimos años, sino que todo apunta hacia un empeoramiento.
Como es fácil constatar, la situación es de máxima gravedad y requiere por consiguiente un tratamiento proporcional, razón más que suficiente para que el Ministerio de Salud haga un esfuerzo especial para rectificar errores, única manera de lograr mejores resultados.
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