Miércoles, 3 de diciembre de 2014
 
Cuidado con la “ilusión monetaria”

Cuidado con la “ilusión monetaria”

Carlos S. Andrade Padilla.- Frente a la inminente obligación del pago del segundo aguinaldo correspondiente a esta gestión denominado “Esfuerzo por Bolivia”, es posible que nuestra economía se vea afectada por una “Ilusión Monetaria” consistente en una impresión que, en nuestro caso, tienen las personas de haber aumentado su capacidad de compra, al haber incrementado sus ingresos nominales.
Es innegable que casi todos los precios de los productos y servicios que adquirimos están sujetos a la libre oferta y demanda de los mismos (con excepciones en casos como los servicios básicos), por lo tanto, los productos sujetos a esta “mano mágica” son los más sensibles a la inflación cuando existe un aumento en la demanda, específicamente en el ingreso de las personas, como es posible que suceda como efecto del pago del doble aguinaldo, y como todos sabemos, pasada esta ilusión, los precios que por este efecto han sufrido una variación, no vuelven a los precios anteriores.
Para no “caer” en esta “trampa” y que nuestra relativa estabilidad inflacionaria no se vea afectada en su tasa promedio de crecimiento (una de las más controladas del continente), es importante tener cuidado en la administración de esos recursos.
Dentro de varias posibilidades, lo aconsejable es no demandar (gastar) de manera inmediata, es decir, antes de tomar la decisión de compra de algún producto, se debe comparar los precios con un anterior período (por ejemplo del mes de noviembre/2014); si en comparación con esos precios se percibe un incremento significativo, se debería desistir de la compra o por lo menos postergar. Imagínese si todos nos pusiéramos de acuerdo o coincidiríamos en no comprar un producto perecedero cuando este producto es objeto de una especulación y el precio tiende a elevarse, el ofertante no tendría otra opción que volver a los precios “normales” para no quedarse con el producto en sus puestos de venta y arriesgarse a una pérdida de lo invertido para la intermediación; desde luego que llegar a esta situación es muy difícil de lograr, pero funciona cuando somos más de uno los que coincidimos en esa determinación.
Otra posibilidad de evitar un efecto directo en la inflación, es priorizar el destino de ese ingreso en una deuda, es decir, amortizar una deuda contraída para ser pagada a mediano o largo plazo, logrando de esta manera disminuir el costo del cargo de los intereses, lo que también a mediano plazo será perceptible, sobre todo si en posteriores gestiones la pérdida del valor adquisitivo de los ingresos es observable, precisamente por efecto de un permanente proceso inflacionario.
Otra opción sería invertir en un bien de capital, es decir, en un producto que le pueda generar un beneficio y no precisamente una utilidad eco-financiera, sino una mayor satisfacción personal y/o al grupo familiar, por ejemplo, renovar un medio de transporte, un equipo que le pueda mejorar la salud física o la alimentación y todo lo que pueda estar destinado a una mejora en la “calidad de vida”, lo que también es reflejado en el rendimiento del trabajo, del estudio, etc., pero siempre cuidando la comparación de precios respecto a períodos anteriores.
Finalmente, si una vez recibido su segundo aguinaldo aún no ha determinado qué destino le dará, no se desespere, deposítelo en una cuenta de ahorro de una entidad financiera (preferentemente regulada por la ASFI) y retírelo cuando realmente lo requiera o téngalo para alguna emergencia o urgencia, situaciones en las que a veces tenemos que recurrir a préstamos inclusive con altos intereses.