EDITORIAL
Sucre, �electoralismo puro?
Sucre, �electoralismo puro?
Los pueblos que no conocen su historia est�n condenados a repetirla. Esperemos, pues, que no sea as�, porque Sucre ya no puede soportar el peso ni las consecuencias de m�s desaciertos que la inviabilicen
Las fuerzas de oposici�n han iniciado un proceso de acercamientos y preacuerdos con el prop�sito de conformar un bloque electoral que pueda disputarse, en los pr�ximos comicios subnacionales, el control del Gobierno Municipal de Sucre.
De hecho, en las �ltimas horas se ha producido un preacuerdo circunscrito al �mbito local entre el Partido Dem�crata Cristiano, del ex presidente Jorge Quiroga; y la alianza Unidad Dem�crata, integrada por Unidad Nacional de Samuel Doria Medina y el Movimiento Dem�crata Social, del gobernador de Santa Cruz, Rub�n Costas.
Sin embargo, la configuraci�n pol�tica de la oposici�n en Sucre no est� del todo clara. A�n resta por definirse la posici�n que asumir�n la agrupaci�n PAIS y el bloque conformado en torno al actual Alcalde Municipal de Sucre, adem�s de la iniciativa pol�tico-ciudadana recientemente hecha p�blica por el actual presidente del Concejo Municipal, sin mencionar el rumbo que podr�an tomar otras agrupaciones menores.
Por el momento, y en una suerte de impl�cito y anticipado reconocimiento de su evidente desventaja frente al gobernante Movimiento al Socialismo, el objetivo central de los esfuerzos opositores se concentra en torno al control de la Alcald�a de Sucre. Poco o nada se ha dicho respecto de los municipios provinciales y menos a�n de la Gobernaci�n de Chuquisaca.
Tampoco se ha hecho ni siquiera el ensayo de discutir o generar acuerdos en torno a proyectos, pol�ticas o visiones comunes de desarrollo de la ciudad de Sucre que permitan encarar una eventual gesti�n de manera s�lida y eficaz. El prop�sito, al menos hasta ahora, es �nicamente el de ganar las elecciones, con la mayor cantidad de representaciones pol�ticas, sin importar su origen ni composici�n, para luego definir, como es de suponer, cuotas de participaci�n en el control de los espacios de poder municipal.
Se trata, en suma, de un proceso de acercamientos eminentemente electoralista cuya �nica consigna es la de cerrarle el paso al partido gobernante y hacerse del control de la Alcald�a de Sucre, siguiendo exactamente la misma l�gica que, cuatro a�os atr�s, llev� a Unidad Nacional a dar un paso al costado y retirar a su candidato municipal para posibilitar la elecci�n del actual Alcalde, Mois�s Torres.
Y est� abundantemente demostrado que alianzas inconsistentes, conformadas en torno a afanes circunstanciales de poder y no a una agenda m�nima de gesti�n, no s�lo que son fr�giles y deleznables sino, sobre todo, que generalmente se enrumban al fracaso y la inviabilidad.
La prueba m�s clara, para no apelar a otros ejemplos, la encontramos en la actual administraci�n municipal de Sucre, constituida �como se recordar� por la improvisada confluencia de una multiplicidad de agrupaciones y partidos pol�ticos y, en consecuencia, cimentada sobre intereses coyunturales de poder. Sobran las consideraciones sobre el calamitoso resultado de dicha administraci�n municipal para la ciudad de Sucre, sumida hoy en el total desorden, desgobierno y caos urbano.
Y como reza la vieja sentencia popular, los pueblos que no conocen su historia est�n condenados a repetirla. Esperemos, pues, que no sea as�, porque Sucre ya no puede soportar el peso ni las consecuencias de m�s desaciertos que la inviabilicen como ciudad y como Capital.
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