¡Basta de cuentos!
¡Basta de cuentos!
Juan José Bonifaz B..- Este momento preelectoral nos permite reflexionar y concentrar esfuerzos para recuperar el poder de la región Sur de Bolivia. El MAS partido popu-caudillista, ya recibe los coletazos del desgaste y descontento de su propia militancia; es de esperar un futuro de unidad, racionalidad y justicia.
La CPE, en la Parte Tercera “Organización Territorial del Estado”, reconoce los departamentos, las provincias, municipios y territorios indígena originario campesinos. De esa estructura emergen las Asambleas Departamentales y los Gobernadores y los Concejos Municipales con los Alcaldes. Estas “autonomías de nombre” no han tenido siquiera la capacidad de lograr la aprobación de sus Estatutos y Cartas orgánicas –y peor– ejercer su verdadero rol de Gobierno Departamental, y las alcaldías, total incapacidad y falta de coordinación, han fracasado en la necesidad de conformar verdaderas autonomías constructivas en el marco del desarrollo. El municipalismo pese a su larga historia, lejos de perfeccionarse, por la acción e intereses de grupos politiqueros –llámese organizaciones ciudadanas–, ha resultado más ineficiente y corrupto que nunca. Los territorios indígena originario campesinos –por su parte– son una incógnita en su grado de avance en el proceso.
Los sucrenses, con su vieja creencia de “Chuquisaca es Sucre”, sólo se concentran en la Capital y se olvidan de la autoridad departamental, dejando al azar ese nivel estratégico que abarca el ámbito y rol de la provincia –ignorada en la actualidad– y sustituida por los municipios. La regionalización y el fortalecimiento de centros urbanos con excelentes servicios, es una necesidad estructural y un desafío transformador de Chuquisaca. Actualmente, la Gobernación, los municipios y el poder central han convertido el proceso de desarrollo en meramente político electoral, saturando con recursos a los municipios débiles y carentes de planes y objetivos de largo plazo.
Por eso ocupamos los últimos lugares del ranking de desarrollo, confundimos roles de actores estatales que, a cada nivel de demanda, deberían responder a una esfera de gestión pública. Muchos grupos politiqueros y sociales incompetentes creen que con pasantías buenas o malas por el nivel municipal o el sindicalismo, están habilitados para dirigir gobiernos departamentales –que vamos– requieren equipos de primer nivel, exigen serias responsabilidades, visiones de desarrollo, finos niveles de planificación y coordinación interdepartamental, regional y macrorregional.
Ha pasado el tiempo y vemos instituciones chuquisaqueñas con mayor volumen de recursos pero sin iniciativa; ávidas de confrontación y mayor dependencia del centro que antes; obras sin plan que no llevan un objetivo de desarrollo; grandes burocracias improductivas, y en resumen, plata tirada al aire como mixtura con prestes incluidos
¿Cree la ciudadanía chuquisaqueña que la gestión cumplida por la actual Gobernación del MAS, ha aprobado el examen, sentando las bases de una real autonomía departamental. Ha creado una institucionalidad adecuada a las nuevas realidades, tiene una visón de desarrollo que soporte un futuro de esperanza para la región –o por el contrario– ha mostrado sólo obsecuencia, miopía ante problemas vitales, doblado las rodillas ante sus amos del poder?
Doloroso es ver cómo Chuquisaca ha perdido su patrón de desarrollo, ha sido absorbida por el obrismo ciego, municipalista, peguista y ganapanista. Es el fruto de las “agrupaciones ciudadanas” que, sin ideología alguna, se acomodan a las oportunidades y el provecho inmediatista. Las perspectivas históricas nos colocan, una vez más, ante el reto de ver el futuro con sentido responsable; no podemos seguir dilapidando los escasos recursos en obras sin objetivos estratégicos inteligentes.
¿Dónde y cuándo se perdió el civismo chuquisaqueño y la actitud de servicio a nuestra tierra? Y, finalmente, ¿dónde y cuándo se metió el cerebro chuquisaqueño al bolsillo de los pícaros?
|