Miércoles, 17 de diciembre de 2014
 

ESCENARIO GLOBAL

La economía rusa en su mala hora

La economía rusa en su mala hora

Alberto Zelada Castedo.- La economía rusa es, sin ninguna duda, una de las perdedoras como consecuencia del fenómeno de la caída de los precios del petróleo. De igual manera lo es la economía venezolana. Con todo, la situación de ambas no es totalmente equiparable.
El porcentaje de las exportaciones de petróleo en el total de las exportaciones del país alcanza, en el caso de Venezuela, a casi el 90%. En el caso de Rusia, en cambio, llega al 60%. Cosa parecida ocurre con la participación de la renta petrolera en los ingresos públicos de ambos países.
Sin embargo, el dato que tal vez singulariza a la economía rusa es que está siendo afectada también por los acontecimientos políticos asociados a la crisis en Ucrania y a la anexión de Crimea. Estos han dado lugar, entre otras cosas, a la imposición de sanciones económicas por parte de los Estados Unidos y de los países miembros de la Unión Europea.
La semana pasada, el vespertino francés Le Monde comentó las vicisitudes de la economía rusa bajo el siguiente titular de primera página: "Petróleo, sanciones e inflación hunden a Rusia en la crisis". Según este medio, "la caída del precio del petróleo, el derrumbe de la cotización del rublo, las sanciones occidentales impuestas a raíz del conflicto con Ucrania y una importante fuga de capitales están golpeando duramente a la economía rusa".
Las consecuencias de las sanciones y de la caída de los precios del petróleo han sido resaltadas por Anton Siluanov, ministro ruso de Finanzas. Tal como explicó este alto funcionario, el impacto de ambos fenómenos se expresa en una reducción de ingresos de alrededor de 140.000 millones de dólares anuales. “Cerca de 40.000 millones de dólares al año –dijo Siluanov– se pierden debido a las sanciones geopolíticas y del orden de entre 90.000 a 100.000 millones de dólares anuales se pierden por la caída de los precios del petróleo”.
Otras manifestaciones del mal momento de la economía rusa son la salida o "fuga" de capitales del país y la persistente caída del valor del rublo. Según Siluanov, el principal flujo de salida se debe a la conversión del ahorro de la población a otras monedas. Según cálculos del Centro de Desarrollo de la Escuela Superior de Economía de Moscú, la fuga de capitales llega, en el transcurso de este año, a 110.000 millones de dólares, por encima del pronóstico oficial de 100.000 millones. En 2013 la salida de capitales fue de 61.000 millones de dólares
En cuanto al tipo de cambio, en el último año, el rublo se ha depreciado en casi un 40% frente al dólar. Para hacer frente a esta situación, el Banco Central resolvió intervenir en el mercado de cambios y sólo en octubre gastó más de 30.000 millones de dólares de sus reservas para sostener la cotización del rublo. Asimismo, decidió elevar a 10.5% la tasa de interés de referencia y, como última medida, acordó liberalizar el tipo de cambio, dejando que el mismo se fije de acuerdo con el mercado. Esta última medida, anunciada el pasado lunes 10 de noviembre por Elvira Nabiulina, presidenta del Banco Central, produjo una nueva caída de la moneda nacional.
Una de las razones del efecto producido por la caída de los precios del petróleo, es la elevada dependencia de la economía rusa de la explotación y el comercio tanto de este producto como del gas natural. Al decir de un comentarista de El País de Madrid, el "petróleo es para unos rusos una bendición celestial", mientras que para otros es "una maldición, debido a la adicción que esas rentas provocan en la economía del país".
El petróleo y el gas representan el 35% del PIB nacional, el 50% de los ingresos del presupuesto federal y más del 60% de las exportaciones. Ambos sectores proveen más de 1.700.000 empleos. Los beneficios derivados del petróleo y el gas nutren dos fondos soberanos con 180.000 millones de euros: uno destinado a equilibrar el presupuesto federal y el otro a garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones.
Es muy poco probable que, a corto plazo, esta situación de dependencia se modifique. Por esta razón, ninguna noticia sería mejor recibida por los gobernantes rusos que la de la progresiva estabilización de los mercados del petróleo y del gas y, de ser posible, la del retorno de la tendencia a los precios altos. Sin embargo, aun admitiendo que en esta materia es harto difícil, sino imposible, aventurar pronósticos más o menos certeros, una gran mayoría de los especialistas sostiene que estas buenas noticias para Rusia y, por supuesto, Venezuela y otros productores, no llegarán pronto. Por el contrario, más consistente es la presente tendencia a una cierta estabilización de la demanda y a una creciente disponibilidad de petróleo y gas en busca de compradores.