CARA O CRUZ
“Enchúlame” la Cancillería
“Enchúlame” la Cancillería
Raúl Peñaranda U..- El presidente Evo Morales suele salirse con la suya en sus relaciones políticas dentro del territorio boliviano. Su régimen insulta a los empresarios y éstos luego se alían al oficialismo; denosta a la Iglesia y después la Conferencia Episcopal anuncia que el Papa podría visitar Bolivia; divide a los indígenas y organizaciones sindicales, pero ello no le quita votos; zamarrea a Percy Fernández y otros dirigentes cruceños y al final éstos bajan la cerviz; incauta una fábrica de cemento y resuelve, porque le da la gana, no pagar, sin temor a represalia judicial alguna. Etcétera. El frente interno está totalmente controlado.
En el frente externo, sin embargo, las cosas no están tan bien para Morales. Algunas señales de ello se han empezado a observar en los últimos días y para su tercer mandato es probable que requiera de un “golpe de timón” en ese campo. Evo ni siquiera encabezó la “marcha de los pueblos” en el marco de la Cumbre de Lima, como estaba previsto. Primero se dijo que el Presidente deseaba volver pronto a Bolivia para encabezar la designación de candidatos a las elecciones de marzo. Después se señaló que había “infiltrados” en la marcha y que por ello no participó. Como sea, el líder anticapitalista más importante de la región no pudo encabezar la marcha anticapitalista paralela a la cumbre, pese a que su presencia estaba prevista desde hace meses.
Pero para reorientar las relaciones externas se debe “enchular” la Cancillería, igual que ese programa de TV (“Enchúlame la máquina”) en el que un grupo de mecánicos recibe autos destartalados y los convierte en máquinas relucientes.
Para “enchular” la Cancillería se debe empezar por dejar que el canciller David Choquehuanca ejerza como tal. Choquehuanca es uno de los políticos más decentes e inteligentes del régimen pero está acosado por adversarios que le restan autonomía. En realidad, para pesar del Estado boliviano, Juan Ramón Quintana actúa como biministro de la Presidencia y Relaciones Exteriores. Es Quintana quien da la línea respecto a EEUU, lanzando los ataques más furiosos; es Quintana el que denigra a Colombia; es Quintana quien expulsa a ONG internacionales; es Quintana quien establece cómo debe comportarse la cooperación internacional. No sólo él, sin embargo. Han fungido de cancilleres temporales Carlos Romero, que fue a defender la posición boliviana ante la OEA sobre el incidente del avión presidencial; Álvaro García Linera, quien señala cuál debe ser la orientación de las relaciones externas; la ministra Amanda Dávila, cuando acusó a Brasil por el asilo a Pinto; y hasta Marcelo Elío, presidente de la Cámara de Diputados, quien anunció que Bolivia y EEUU nombrarán embajadores.
El principal canciller, empero, es Evo Morales, que agrede a sus colegas de la Alianza del Pacífico, arremete contra Washington casi día por medio y zamarrea a gobiernos de “países capitalistas”, muchos de los cuales cooperan con Bolivia y a los cuales se les pide después invertir más.
En la próxima gestión presidencial, Bolivia necesita rehacer sus relaciones con EEUU, como lo ha pedido el expresidente Carlos Mesa, nada menos que para, entre otras cosas, afianzar el proceso que el país lleva contra Chile en La Haya. Con Perú, para que la relación con un actor clave para Bolivia, en todos los sentidos, incluida la construcción de un ferrocarril bioceánico, vuelva a un cauce normal. Con Brasil, el principal mercado de nuestro gas, para rehacer los acuerdos comerciales y políticos, hoy fuertemente dañados. Para no hablar de Colombia o México, con quienes casi no existe contacto. La crisis actual se refleja en lo siguiente: los dos principales países de las Américas, EEUU y Brasil, no tienen un embajador en La Paz. Es insólito.
Para eso Choquehuanca, con su don de gentes, su pericia negociadora y su experiencia, debe ser repuesto como Canciller con todas sus atribuciones. Para eso el Presidente debe impedir que prosiga la sorda lucha de poderes entre García Linera-Quintana contra Choquehuanca. Para eso, el Jefe de Estado debe refrenarse y no atacar innecesariamente a los presidentes que no comparten los lineamientos del ALBA. Para eso Choquehuanca debe enviar a nuestros mejores hombres y mujeres a las legaciones del país en todo el mundo. Vamos, que se puede.
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