BARLAMENTOS
The Economist y predicciones sobre el 2015
The Economist y predicciones sobre el 2015
Winston Estremadoiro.- No figuraba Evo, ni Lula y su pupila Dilma, tampoco Cristina K, ni siquiera Maduro en la portada titulada ‘El Mundo en 2015’ de la prestigiosa revista “The Economist”. Era un pastiche donde la mayor estatura era la de Obama, seguida del chino Xi Jinping, la germana Ángela, el adusto Putin de Rusia, el colorido Narendra Modi de India. Un poco más atrás, el perfil de la Bachelet y la foto del mandamás de Indonesia, Joko Widodo, nombre que pareciera africano y me haría ganar premios en programa televisivo de trivialidades.
Flanqueaban la parte posterior dos representantes de la autocracia ilustrada: Napoleón Bonaparte y Winston Churchill: el uno defendió la Revolución Francesa del embate de los monárquicos europeos, hasta embriagarse de poder y coronarse emperador; el otro peleó sin rendirse una guerra que parecía perdida, y se retiró sin forcejeos cuando fue derrotado en las urnas. Faltaba nomás Kemal Ataturk, quien cambió Turquía; buena falta haría hoy que la plaga fundamentalista acecha esa moderna nación musulmana.
¿Dónde estaban los populistas de la ALBA? No discutían los méritos, o deméritos, de autócratas en países cansados de rutinas con fachada democrática; quizá alguno de ellos llegó al poder con asonadas antidemocráticas. Coincidieron en un rasgo tan latinoamericano: dar palo al ‘imperio’ acusándolo de ser el titiritero que mueve monigotes del desgobierno venezolano, la pobreza cubana, el escepticismo argentino, el encandilamiento nicaragüense, el carnaval brasileño y el estoicismo boliviano. Poca duda existe que la novedosa asonada fue la de Evo, el desestabilizador cocalero convertido en revolucionario socialista, que en el futuro tal vez será cambiado de acosador a acosado.
No se preocuparon de la baja de precios del petróleo, confiados quizá en que sus reverberos se sentirán cuando la mano autoritaria se haya convertido en puño dictatorial. Inclusive, nuestro mago de la ‘Evonomics’ innovó la aritmética como la conozco, al aseverar que nuestro país va a ganar una centena y media de millones de verdes con el petróleo más barato, milagro que habría que atribuir al Papa Francisco, que visitaría Bolivia y seguramente sería recibido por millares de mestizos disfrazados de ‘originarios’.
“Callaru, callaru nomás” debe haber estado Raúl Castro, sobre las negociaciones secretas que se estaban llevando a cabo entre Estados Unidos y Cuba, para tumbar el muro de caña de azúcar entre los dos vecinos, con la intermediación del Vaticano. ¿Le habrá contado Raúl a Evo del inminente acercamiento, en su reunión después del desubicado blablá de la ALBA? Vaticino que si hay visita del Papa Francisco a Bolivia, despuesito volverán los cócteles en la embajada estadounidense, con Choquehuanca disertando sobre las virtudes de la coca y el sexo pétreo. Juan Ramón y Alvarín pasarían a un segundo plano, porque Evo tomará nota de que si lo ralean al Canciller, el próximo podría ser el último mohicano: el de más arriba.
Según Daniel Franklin, editor del número ‘The World in 2015’, el optimismo está deficitario en los pensamientos, yo diría profecías, sobre el próximo año. Ya le pelaron, sugirió, cuando Rusia ocupó Crimea, los fanáticos incrementaron la dosis de degollados en el Estado Islámico y el conflicto civil en Sudán del Sur. “Hicimos una pobre labor en anticipar eventos que surgieron de pronto”, dijo. Que iba a imaginar “The Economist” de los inocentes niños asesinados en Pakistán, o la caída del muro de noventa millas de mar entre Cuba y Estados Unidos, cuyos reverberos se verán el año 2015.
Eso sí, vaticinan que el nacionalismo está de vuelta. Los políticos se agarrarán a la idea de que sirven primero los intereses de sus países, y que la hermandad y la integración vienen después. Esto ocurrirá en Rusia y Francia, en India y Gran Bretaña, que esta última no es tanto un Reino Unido. Ya Chile perdió el pleito marítimo con Perú y teme charlar el acceso soberano al mar con Bolivia. Los venezolanos estarán descontentos con la política chavista de regalar su petróleo, así cueste menos. Los brasileños corcovearán la corrupción de su versión del “establishment” militar-industrial de EE.UU: la fusión políticos ‘coimisioneros’ y empreiteiras dadivosas. En Bolivia, ojalá mengüe la política divisionista en lo étnico, cantonalismo que lamentamos a lo que llevó en los Balcanes; foméntese la identificación con nuestro país, enalteciendo la etnicidad orgullosa de un aimara altiplánico o de un camba, variedad amazónica, como yo.
Cifro mis esperanzas en el desarrollo tecnológico. No es solo que los políticos aprovechen avances tecnológicos ya consolidados en agua potable o vacunas para cuidar bebés, dice Bill Gates (no que los violen a muerte, digo yo), en vez de sueños faraónicos de satélites y casas del pueblo. Tampoco que por la megalomanía de mandamases Bolivia entre a la mecánica orbital investigando estrellas enanas. Identificar la secuencia de los genes humanos dará resultados concretos en el 2015 y sus beneficiarios inmediatos serán las mujeres embarazadas. Más que pájaros raros acosados por las ratas, me interesan los adelantos en venenos que acaben con tales roedores asociados con enfermedades que propagan en los pobres. Y la disminución de la pobreza será siempre un avance que celebren los hombres de buena voluntad y que se notará, también, en el año 2015.
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